La gran dimisión es lo que puede hacer que el repunte de la inflación deje de ser transitorio

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Fuente: Timon Studler (Unsplash)

En toda presentación de perspectivas de cara al próximo año que se precie hay un espacio amplio dedicado a una sola cosa: el alza de la inflación. Si bien la subida de precios ahora comparte protagonismo con la nueva variante sudafricana del COVID-19, sigue siendo el gran riesgo del mercado por el impacto que puede tener en la política monetaria.

Hasta ahora el consenso es claro: no hay que preocuparse en exceso porque el repunte visto en el IPC es transitorio. ¿Por qué? Porque está ligado a factores puntuales (el atasco en la cadena de suministros, el alza del precio de materias primas ante el ajuste entre oferta y demanda..), y no estructurales. Sin embargo, hay algo que empieza a despertar una cierta preocupación ya que puede no ser tan transitorio como todo lo anterior: la llamada gran dimisión (great resignation).

La gran dimisión es un fenómeno que se ha tratado en las últimas semanas en muchos medios de comunicación y que subraya cómo en EE.UU. hay cada vez más personas que están dejando su trabajo por varias razones: ya no les vale un sueldo bajo para trabajar, no tienen tanto la necesidad como en el pasado debido al exceso de ahorro acumulado en la pandemia y los cheques del Gobierno o, simplemente, la pandemia les ha hecho modificar su pirámide de prioridades… Y eso son solo algunas de las razones que han provocado que cada mes cuatro millones de personas abandonen voluntariamente sus empleos dejando de ser parte de la población activa, una cifra que, además, ha ido en aumento en los últimos meses, según los datos de la Bureau of Labor Statistics.

El dilema del pleno empleo

Eso provoca dos cosas. La primera que la tasa de participación permanezca invariable el 61,6%, dos puntos porcentuales menos que los niveles prepandémicos, lo que, según Schoders, genera un déficit de aproximadamente 3,1 millones de trabajadores. Y dos, que al mismo tiempo la tasa de desempleo siga a la baja (está en el 4,6%) acercándose en nivel de pleno empleo. "Alcanzar el pleno empleo podría colocar a la Fed en un rincón complicado muy pronto y aumentar las preocupaciones sobre un error de política. Sin duda, oiremos que la baja tasa de participación también es transitoria, pero este mensaje se está agotando entre los participantes del mercado de bonos", afirma Dillon Lancaster, gestor de TwentyFour, filial de Vontobel AM, en el blog de la gestora.

Sin la excusa de mejorar la tasa de empleo y con la inflación al alza a medida que los ya empleados empiezan a demandar mejoras salariales para cubrir precisamente el mayor coste de vida, la Fed puede tener más complicado mantenerse en la política de tipos al 0%. "Con el aumento del coste de la vida y el estancamiento de los salarios, es probable que veamos más casos de demandas salariales más elevadas mientras los empresarios luchan por atraer mano de obra", afirma Tatjana Greil-Castro, la gestora de Muzinich & Co. De hecho, en un país tan poco sindicalista como EE.UU. se ha en visto las últimas semanas una nueva oleada de manifestaciones y huelgas exigiendo mejoras laborales.

"Nos preocupa que se produzca una segunda ola de inflación a medida que las empresas se enfrentan a salarios más altos e intentan trasladar el coste de pagarlos a los consumidores", asegura Keith Wade, economista jefe de Schoders. Y se hace eco de los datos publicados por la  Federación Nacional de Empresas Independientes (NFIB por sus siglas en inglés) que indican que casi el 30% de las PYMES estadounidenses prevén aumentos salariales en los próximos tres meses, la cifra más alta desde hace más de 15 años.