A la hora de construir sus carteras, las bancas privadas están prestando especial atención a entender cuáles son los factores de rentabilidad de los fondos en los que invierten. ¿Por qué? La evolución de los modelos de distribución hacia la gestión discrecional, donde las bancas privadas le indican de antemano al cliente los puntos básicos que les va a cobrar ‘all in fee’, obliga a estas entidades a cuidar especialmente las comisiones de los activos que incluyen en cartera. “Un fondo en el que el retorno venga explicado en un 90% por beta no pagas 150 puntos básicos, sino 10. Si quieres que el retorno venga explicado por el alfa, sí. Eso es lo que está llevando al barbelling, esto es, a la adopción por parte de las bancas privadas del ETF y del fondo de gestión activa que realmente aporta valor a la cartera, estrategias en ambos casos que se van alimentando de los fondos de gestión tradicional, con tracking error bajo que cobran una comisión del 2%”, explica Iván Pascual, responsable de distribución de BlackRock para Iberia y América Latina.
La gran tendencia que empieza a ganar fuerza entre las bancas privadas y que amenaza con cambiar el modo de selección del producto

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