La guerra de precios en el mundo de los ETF pierde sentido

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Ashfaq Ali, Unsplash

La guerra de precios que vive la industria de gestión pasiva no cesa. Vanguard ha vuelto a dar un golpe de efecto reduciendo nuevamente el precio de sus ETF. Las rebajas las ha aplicado en Estados Unidos sobre estrategias que, ya de por sí, contaban con comisiones muy reducidas, por lo que los recortes han sido de uno o dos puntos básicos. El margen para jugar con el TER es cada vez más reducido.

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Si bien es evidente que gastos totales más bajos indudablemente derivan en rentabilidades netas más elevadas para el inversor final, eso no significa necesariamente que los ETF con el TER más bajo sean los que vayan a ofrecer un retorno más alto. En el mundo de los ETF, el TER es un factor, pero ni mucho menos el único a tener en cuenta.

Si, por ejemplo, se analiza el comportamiento de los ETF sobre el S&P 500 en el último lustro, se puede observar que no existe una relación directa entre el TER y la rentabilidad. No se puede aplicar la norma de que un producto vaya a tener un mejor comportamiento relativo que otro solo por presentar una ratio de gastos totales inferior. Lo demuestra el hecho de que los tres ETF con un TER más elevado sean, precisamente, los que mejores resultados han obtenido en los últimos cinco años (ver artículo publicado en la sección de ETF de la revista de julio/agosto de Funds People).

Más allá del TER, a la hora de dictaminar cuál es el producto más adecuado para una cartera, en el mundo de los ETF entran en escena otra serie de factores más relevantes que los equipos de selección de estos productos, cada vez más profesionalizados, conocen muy bien. Factores como son el tipo de réplica que aplica, el tracking difference o la retención fiscal de los dividendos.

El TER es un elemento más que los equipos de selección añaden al análisis, pero no una ratio que por sí misma sirva para decantarse por un producto, lo que hace que jugar con él pueda ser visto por parte del cliente como una maniobra de distracción que subestime su capacidad analítica y que, además, le genere dudas sobre su transparencia. La guerra de precios en el mundo de los ETF está perdiendo cada vez más sentido.