La institucionalización de los ETF: qué uso les están dando los profesionales

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En tiempos de turbulencia los institucionales encuentran en los ETF su instrumento preferido para reposicionar sus carteras. El año pasado el uso de estos productos por parte de los inversores profesionales europeos creció un 50% según el último informe de Greenwich Associates para BlackRock. Es un crecimiento relevante que se produjo en medio de la incertidumbre por el Brexit, la guerra comercial y la ralentización de China. Pero para la consultora, el impulso no se ha dado “a pesar de” sino “precisamente por” ese aumento de la volatilidad. Los institucionales están usando los ETF tanto como una herramienta táctica como una pata estratégica y largoplacista de sus carteras.

El crecimiento se ha concentrado principalmente en los últimos cinco años. Por poner cifras concretas, la industria de ETP (productos cotizados) ya suponen 5,6 billones de dólares a nivel mundial a día de hoy. Tan solo en el último año han entrado 218.000 millones

De ello, el grueso está en renta variable, unos 4,3 billones. Pero en el último ejercicio se aprecia un giro importante en la tendencia. Ahora los inversores en Europa y Estados Unidos están demandando más ETP de renta fija. Según cifras del último informe trimestral de BlackRock sobre la industria global de fondos cotizados, tan solo en el segundo trimestre han entrado 59.500 millones de dólares en ETF de renta fija. Es el trimestre más fuerte históricamente. Y ello en un contexto benigno para los tipos de interés, unas empresas más conservadoras con sus balances y la dinámica favorable de oferta y demanda.

Dicho todo lo anterior, en términos relativos siguen siendo cifras pequeñas en comparación con el total de patrimonio en la industria de la gestión de activos. Pero el cambio de mentalidad está ahí y no prevén que vaya a frenarse. El por qué está en los usos que los inversores institucionales están dando a los ETF.Aitor Jauregui, responsable de BlackRock para España, Portugal y Andorra, destaca seis razones:

1- Para una asignación de activos estratégica. Los profesionales ven en los ETF productos eficientes, de bajo coste, con los que expresar de manera más fácil sus convicciones. Nota como incluso en España están teniendo un papel más core en las carteras de gestores. Asegura que en sus conversaciones con clientes se habla de una asignación del 10, 15 o hasta 20% a ETF.

2- Para ser más tácticos. En posiciones más a corto plazo en las que únicamente se busca sobreponderar o infraponderar un nicho del mercado, los institucionales usan los ETF como una herramienta más. Según explica Jauregui, tanto por la liquidez que ofrecen como por la capilaridad de la oferta, los ven como una mejor alternativa incluso a los propios subyacentes a los que quieren obtener la exposición. La realidad es que las emisiones de deuda se siguen negociando over the counter y hay que gestionarlo vía brokers. Es operativamente más eficiente vender un ticker. “En momentos de estrés de mercado han demostrado su valía”, recuerda.

3- Para la gestión del efectivo. Sigue habiendo un porcentaje relevante de activos que desean permanecer en efectivo. Y tal y como están los tipos de interés, las entidades bancarias pueden llegar a cobrar un 0,40% por el depósito. Con un ETF, aunque se asume un mínimo de riesgo crediticio, permite tener ese efectivo en tires cercanas al 0%.

4- Para la gestión de la liquidez. Un año como 2018 volvió a poner sobre la mesa la importancia de guardarse algo de liquidez tanto para ser oportunistas como gestionar los reembolsos de unos clientes que se dejan llevar por la volatilidad. Jauregui nota que cada vez más ese 10-15% de la cartera que está en efectivo se construye con fondos cotizados, de nuevo por la liquidez que ofrecen.

5- Para construir una cobertura. Los ETF también se están comiendo el terreno de los futuros y derivados como herramienta de cobertura. En BlackRock ven que se están usando como hedge para la duración, tipos de interés y divisas.

6- Para hacer una transición entre gestores. Permite seguir invertido y expuesto a una asignación de activos general que luego se pueda redefinir con facilidad con las convicciones del nuevo gestor.