La salida a bolsa de Snowflake calienta el debate sobre la burbuja en las tecnológicas

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Ramón Salinero, Unsplash

Una de las muchas consecuencias que ha traído consigo el coronavirus ha sido el parón que se ha visto en las salidas a bolsa. Por ejemplo, en el primer semestre de 2020 hubo 299 OPV, lo que implica una caída del 34,9% en comparación con el  mismo periodo de 2019. Al fin y al cabo, ¿quién querría debutar el parqué en uno de los máximos momentos de incertidumbre que se recuerdan de los últimos años?

Sin embargo, la publicación durante los últimos meses de datos macro que invitan a pensar en una recuperación económica y, sobre todo, los planes de estímulos monetarios y fiscales que se han anunciado tanto en EEUU como en Europa han animado muchos a unos inversores que, además, tienen cada vez menos opciones donde conseguir rentabilidades atractivas. De hecho, según explica Esty Dwek, estratega global de Natixis IM,  es la alta liquidez que hay en el mercado la principal razón que invita a pensar en una continuidad del rally ya que, según explica  “mucha gente se ha perdido el rally y hay mucha liquidez en el mercado y poco sitio donde ponerlo”.

Y uno de los destinos que más demanda están recibiendo por parte de los inversores es el sector tecnológico, o lo que es lo mismo uno de los pocos que ha salido beneficiado de esta pandemia mundial. Basta con ver las cifras que manejan las FAANG (Facebook, Apple, Amazon, Netflix y Google). No solo ya acaparan el 25% de la capitalización del S&P 500 si no también el 24% de los beneficios por acción del selectivo. Y esa fiebre tech no solo se queda en las grandes, también llega a otras compañías más pequeñas e incluso desconocidas. Basta con ver la respuesta que los inversores han dado a la OPV de Snowflake, una start up desconocida pero que llegó a su debut avalada por dos grandes: Warren Buffett y Salesforce, que compraron un paquete de acciones antes de la salida a bolsa. En su primer día de negociación la compañía, especializada en big data, triplico su precio de salida, y eso que éste ya se había revisado al alza en varias ocasiones.

No obstante, las desorbitadas cifras que se empiezan a ver en el sector han puesto sobre la mesa un viejo debate: ¿es posible que estemos ante una nueva burbuja tecnológica? De momento, los gestores de fondos ya lo consideran como el segundo mayor riesgo al que se enfrentan solo por detrás del Covid-19, según la última encuesta de BoFa Securities . “Desde hace aproximadamente un mes, las cotizaciones de los valores tecnológicos estadounidenses se han incrementado considerablemente incluso a pesar de que el desempeño superior de los beneficios relativos de estas compañías no se manifiesta desde hace varios meses e incluso ha revertido ligeramente su tendencia en fechas recientes. En ausencia del argumento de los beneficios, los inversores parecen haberse centrado en otros razonamientos para justificar su preferencia por estos títulos”, apuntan desde el equipo de multiactivos de M&G Investments.

Es por ello que desde la gestora consideran que gana importancia la diferenciación a la hora de distinguir cuales se esas tecnológicas generan tendencias a largo plazo y cuáles se quedan apenas en el corto plazo animadas por el hype tecnológico en un sector que, además, tiende a ser más volátil que otros por su propia naturaleza. “Asumir estas cotas de volatilidad puede constituir una fructífera fuente de rentabilidades provechosa, pero debemos garantizar que analizamos nuestras propias convicciones: es igual de posible tener un sesgo que nos lleve a afirmar que estamos ante una burbuja que vernos atrapados en una de ellas”, afirman.