La guerra entre Rusia y Ucrania ha aumentado la atención de los inversores sobre la dependencia por parte de los países nórdicos, especialmente Finlandia, del comercio y el gas rusos. Para mitigar cualquier temor o confusión, Peter Von Bonsdorff, director de Desarrollo de Negocio Internacional de Evli, explora la realidad.
La relación de Finlandia con su vecino ruso siempre ha sido complicada, pero sobre todo pragmática. El país nórdico, el segundo después de Ucrania en cuanto a países europeos que comparten la frontera más larga con Rusia, ha estado reevaluando políticamente su posición tras los acontecimientos del mes pasado, aunque ha bajado la tensión en torno al impacto de las sanciones impuestas en el comercio y la energía.
“A pesar de su proximidad, Rusia ni siquiera es uno de los tres principales socios comerciales de Finlandia, puestos que ocupan Alemania, Suecia y Estados Unidos. En 2020, el comercio interanual entre Finlandia y Rusia se redujo, con un descenso del 35% en las importaciones y del 18% en las exportaciones, lo que es un reflejo más de su menor dependencia de Rusia como socio comercial”, explica Peter Von Bonsdorff, director de Desarrollo de Negocio Internacional de Evli Fund Management.
Un cambio en consonancia con un movimiento que comenzó en 2014 tras la anexión ilegal de Crimea por parte de Rusia y las medidas restrictivas impuestas por la UE. “Las sanciones disminuyeron significativamente cualquier comercio nórdico con Rusia y dieron lugar a lo que algunos expertos describieron como un annus horribilis. Aunque hubo algunas compañías que se mantuvieron al margen, la mayoría de las empresas nórdicas evitaron las nuevas restricciones llevándose sus negocios a otra parte”.
Previsiones sobre evolución del PIB
Según el equipo de Global Research de Bank of America, se espera que las duras sanciones presionen a los mercados en los próximos meses. Ahora estiman que el crecimiento del PIB de la eurozona se reducirá a sólo un 2,8% este año, frente al 3,5% de las estimaciones anteriores, lo cual es bastante indulgente y probablemente explica la recuperación tras el COVID-19 en dicha estimación.
“Es algo similar a cuando el virus atacó por primera vez y recortó el crecimiento, pero la caída no fue tan fuerte en los países nórdicos en comparación con el resto de Europa. La mayoría de los economistas no difieren mucho cuando se trata de proyectar el crecimiento, ya que estas cifras de crecimiento concitan mucho consenso en el sector”.
La cautela es clave para los inversores
Cuando en Evli hablaban sobre lo que se puede esperar de los países nórdicos en 2022, ya preveían un aumento del precio del petróleo, que era el componente que más impulsaba la inflación en Europa y Estados Unidos. Pero el origen de los riesgos en el momento actual es “quién sabe”.
“Los mercados se guían por los acontecimientos en el campo de batalla, pero no hay ninguno. Existe la percepción de que los rusos se dan cuenta de que es mejor hablar ahora, reorganizarse y continuar su ataque en junio, una vez que el terreno se haya endurecido y las tropas hayan descansado”.
En cuanto a las carteras, desde Evli se mantienen prudentes. “Las perspectivas de crecimiento y de beneficios de la renta variable europea no están especialmente claras, porque todavía no existe consenso sobre ello en los mercados. Al mismo tiempo, EE.UU., Japón y los mercados emergentes van bien, porque esta guerra sigue siendo un problema solo europeo”.
Exposición a Rusia en fondos de renta fija a corto plazo
A su juicio, existe la posibilidad de que los tipos de la deuda pública y los tipos de interés a largo plazo suban. También aprecia un riesgo real de que la inflación se dispare a corto y medio plazo, lo que presiona al alza los tipos de interés. “En este entorno, la oportunidad más interesante se encuentra en los bonos corporativos de menor vencimiento en Europa. Podrían verse menos afectados por el aumento de la inflación, ya que el dinero se devuelve más pronto que tarde”.
En los fondos de bonos corporativos a corto plazo de Evli más vendidos, si calculan entre todas las empresas que tienen qué porcentaje de los volúmenes de negocio y los ingresos conjuntos procede de Rusia, no supera el 0,4-0,5%. “Aunque esta cifra es baja, hay que tener en cuenta que el tipo de interés que se obtiene de esa cartera es del 2-3% anual”.
Considera que el riesgo de impago ruso está contenido. “Es muy probable que suceda, y que afecte sobre todo a los bancos de Italia y Francia. El importe total de la deuda pública rusa es bastante pequeño, por lo que las consecuencias monetarias de un impago son escasas. El verdadero riesgo para Rusia es la pérdida de la calificación crediticia del país, que afectará negativamente a cualquier empresa rusa emisora en el futuro, sobre todo teniendo en cuenta que normalmente la calificación de una empresa nunca puede superar la del soberano. Y por otra parte, la pérdida de confianza perseguirá a Rusia durante muchos años”.
El gas ruso tiene pocas consecuencias para Finlandia...
Aunque la aplicación de las sanciones comerciales ha supuesto el cese de las actividades de numerosas empresas en Rusia, todavía existe la amenaza de nuevas sanciones que podrían afectar a las exportaciones de energía -la columna vertebral de la economía rusa- o incluso que el presidente Vladimir Putin ordene cerrar el grifo. En su opinión, una interrupción de las exportaciones de gas natural ruso no afectaría demasiado a Finlandia.
El consumo total de gas natural de Finlandia es solo el 6,6% del uso total de energía del país, y no todo procede de Rusia. Los combustibles de madera (28%), el petróleo (22%) y la energía nuclear (19%) son las principales fuentes de energía, mientras que el consumo anual de gas ha disminuido desde 2018.
“En Finlandia, el gas es utilizado sobre todo por la industria y no por los hogares. De hecho, muchas industrias consumidoras de energía en Finlandia disponen de su propia capacidad de producción energética, como es el caso Teollisuuden Voima, una empresa de energía nuclear que genera electricidad”.
Los mayores usuarios de energía eléctrica son los propietarios de la empresa, quienes compran la energía eléctrica a precio de coste. “Por lo tanto, los usuarios-propietarios han tenido durante décadas un proveedor fiable y previsible a bajo coste, y lo seguirán teniendo en el futuro. Si a ello le añadimos que el tercer reactor nuclear de la central se va a conectar a la red nacional este año, este argumento sale reforzado”.
... y también para los países nórdicos
De hecho, ninguno de los países nórdicos depende del gas ruso, ya que la madera, la energía hidráulica, el carbón y la energía nuclear se utilizan ampliamente en toda la región, y los noruegos tienen además sus reservas propias de petróleo. “Si se suman todos estos elementos, es evidente que los nórdicos pueden competir con Alemania, Italia, España y Francia. Además, una baja dependencia del gas podría impulsar una mayor recuperación, o bien reducir el impacto de una recesión en comparación con el resto de Europa”.
Para el experto, no comerciar con Rusia y no utilizar gas es un comienzo positivo. Además, los sectores nórdicos manufactureros y agrícolas van bien, pero se enfrentarán a los mismos problemas de abastecimiento en las cadenas de suministro que el resto. “En general, la situación parece que puede ser paralela a la senda de recuperación experimentada tras el COVID-19”, concluye.