Detalles sobre la estrategia de la gestora que canaliza a través de su tecnología Aladdin.
Con más de cinco billones de dólares en activos bajo gestión, cuesta creer que BlackRock sea una compañía relativamente joven, de 29 años de vida. Sin embargo, este extraordinario crecimiento no ha ocurrido por casualidad. Larry Fink, consejero delegado de la firma, explica en su última carta a los accionistas de BlackRock que siempre hubo un plan, y revela los detalles de ese plan con bastante detalle.
“Es un proceso muy diferente al acercamiento tradicional de la industria de gestión de activos, donde el gestor busca vender un producto específico (…). En BlackRock, nuestro objetivo no es simplemente vender productos, nuestro objetivo es servir holísticamente a nuestros clientes”, afirma. Esto explica que, cada vez que se incorpora un nuevo cliente a la firma, ese compromiso se inicie con una conversación. El objetivo no es tan sólo vender productos, como dice Fink, sino proporcionar también asesoramiento y estar atentos a las necesidades particulares de cada cliente. “Los clientes saben qué objetivos quieren, y nuestro trabajo es ayudarles a llegar ahí”, resume el consejero delegado.
La magia de Aladdin
Fink presume en varios pasajes distintos de la carta a los accionistas de BlackRock de la fortaleza de su plataforma, “más que una colección de productos individuales, es una construcción y un mecanismo de cumplimiento que se apoya en Aladdin para conseguir soluciones comprensibles para los clientes”.
Aladdin es la tecnología propietaria de BlackRock, desarrollada prácticamente desde los orígenes de la firma y actualmente a la disposición de más de 28.000 usuarios en cerca de 50 países del mundo. “El propósito de Aladdin era proporcionar un sistema de inversión único y una fuente común de datos dentro de BlackRock, permitiéndonos ver con mayor claridad, trabajar con más inteligencia y movernos más rápido”, describe Fink. Éste considera que Aladdin es una parte muy importante de la gestora porque “nunca hemos parado de innovar; siempre estamos mejorando, reprogramando y evolucionando el sistema para cumplir las necesidades de nuestros clientes”.
El experto atribuye a la tecnología desarrollada para la plataforma la capacidad de anticipación que ha tenido la firma a grandes tendencias estructurales que hoy dominan la industria de fondos: “El giro hacia los fondos indexados y el creciente uso de ETF; la evolución del entorno regulatorio, que da pie a un foco mayor sobre las comisiones y la transparencia; el impacto de la longevidad y el cambio fundamental en los sistemas globales de retiro; y los rápidos avances tecnológicos y la digitalización”.
Además, liga este avance tecnológico a otra necesidad estructural, la de desarrollar nuevas tecnologías que ayuden a los inversores a conseguir mejores resultados. “Con las instituciones insatisfaciendo sus obligaciones financieras y con mayor responsabilidad de tomar mejores decisiones de inversión de los individuos, hay una oportunidad para que la tecnología ayude a simplificar esos complejos desafíos”, afirma el consejero delegado.
El fortalecimiento de dicha plataforma ha sido un proceso continuado a lo largo de los años de historia de BlackRock. El año pasado se tomaron varias decisiones que Fink considera trascendentales: la globalización de la plataforma de renta fija, la unificación de la plataforma de renta variable activa y la integración de la plataforma beta. “La conectividad resultante ayudará a los profesionales de la inversión a compartir perspectivas, opiniones y experiencias a lo largo del mundo y a desarrollar una plataforma de inversión más eficiente y poderosa”, sentencia. La toma de decisiones importantes también continúa en este 2017: recientemente, la firma optó por sustituir a varios de sus gestores por sistemas de inteligencia artificial.
“Nuestra ambición es ser el usuario de datos y tecnología más sofisticado de la industria de servicios financieros, para optimizar la toma de decisiones de inversión, la generación de alfa, la optimización de carteras y la gestión del riesgo”, continúa el máximo representante de BlackRock. El objetivo de la firma se centra en “transformar la forma en que se crean resultados para el cliente a través de la construcción de carteras, la asignación de activos y la distribución digital”. De hecho, una de las últimas optimizaciones de Aladdin incluye capacidades para una gestión del riesgo automatizada – pero más sofisticada-, así como para el diseño de carteras.
Son varias las herramientas tecnológicas – a veces desarrolladas en la casa, a veces adquiridas- que ofrece actualmente la firma a sus clientes. Por ejemplo, iRetire proporciona asesoramiento sobre el ahorro para la jubilación para los clientes. FutureAdvisor es un roboasesor que proporciona asesoramiento para invertir en el largo plazo. La firma ha invertido recientemente en iCapital, una plataforma de distribución que permite hacer llegar la inversión en alternativos ilíquidos a los inversores minoristas. Adicionalmente, explica Fink, en 2016 BlackRock se asoció con sus custodios más grandes para aplicar Aladdin a los flujos existentes y la transferencia de datos. “También usamos aprendizaje automatizado, inteligencia artificial y procesamiento de datos avanzados para conducir nuevas formas de generación de alfa, desde la monitorización de datos por satélite de aparcamientos de grandes superficies, al análisis de las búsquedas de internet sobre productos de consumidores, lo que nos permite predecir el volumen de ventas o incluso el crecimiento económico nacional”, concluye el consejero delegado.