GSAM revela que los directores de inversiones de estas compañías se plantean incrementar sus asignaciones a activos menos líquidos, alternativos y de renta variable, en vez de incrementar el riesgo de crédito o aumentar la duración de las posiciones.
Ha llegado el momento de incrementar el riesgo para combatir las bajas rentabilidades que vienen registrando las carteras de algunas aseguradoras. Al menos así lo ha puesto de manifiesto la tercera edición del estudio anual de seguros de Goldman Sachs Asset Management (GSAM) en el que han participado 233 directores de inversiones (CIO) y directores financieros (CFO) de distintas aseguradoras con activos superiores a los seis billones de dólares.
“Las aseguradoras continúan centradas en la búsqueda de rentabilidad pero consideran que tanto los bonos corporativos como las acciones están caros o cerca de su valor razonable. Por eso, los directores de inversiones han empezado a explorar clases de activos no tradicionales con un potencial de rentabilidad total más alto y que compensan la falta de liquidez”, comenta Michael Siegel, responsable internacional del equipo de gestión de seguros de GSAM. "En un contexto de bajas rentabilidades y de creciente preocupación por el endurecimiento de la política monetaria, los directores de inversiones se plantean incrementar sus asignaciones a activos menos líquidos, alternativos y de renta variable, en vez de incrementar el riesgo de crédito o aumentar la duración de las posiciones, con el objetivo de mejorar la rentabilidad potencial de las inversiones”.
Entre las principales conclusiones del estudio, titulado “Risk On… Reluctantly” (Arriesgar… a regañadientes), más de un 25% de los directores de inversiones entrevistados señalan el capital riesgo como la clase de activo más rentable en 2014. También esperan que tanto la renta variable estadounidense como la europea generen sólidas rentabilidades relativas este año.
Las aseguradoras también están cambiando la composición de sus carteras e incrementando las asignaciones a las clases de activos que ofrecen el mayor potencial de rentabilidad, primas por iliquidez y protección ante las subidas de tipos y la inflación. Por el contrario, están reduciendo las asignaciones a efectivo, instrumentos a corto plazo y deuda gubernamental y de agencias, donde esperan las menores rentabilidades a corto plazo.
Un aspecto a destacar es que los directores financieros se muestran más optimistas que los directores de inversiones con respecto al entorno de inversión –casi un tercio de los CFO encuestados creen que las oportunidades de inversión están mejorando, frente a un cuarto en el caso de los CIO− y también se sienten más cómodos con el riesgo de inversión: solo un 6% de los directores financieros considera que el riesgo adoptado por su grupo de comparables es excesivo, frente al 30% que lo pensaba en 2013.
En lo que sí están de acuerdo los representantes de las aseguradoras es en la elevada volatilidad del mercado. Los participantes del estudio identifican la volatilidad de los mercados de crédito y de renta variable como la principal amenaza a corto plazo. El endurecimiento de la política económica también se incluye entre los principales riesgos macroeconómicos. Con respecto a la inflación, el 80% de los directores de inversiones consideran que podría convertirse en un riesgo en los próximos dos a cinco años, mientras que un 20% (el doble que un año antes) creen que en 2014 el riesgo podría venir del lado de la deflación.
Por último, el estudio pone de relieve que las aseguradoras se muestran cada vez más preocupadas por las entradas de capital de terceros. La mitad de las aseguradoras especializadas en seguros de propiedad y accidentes (P&C), y casi la mitad de los directores financieros de la región EMEA, creen que las entradas de capital alternativo afectará negativamente a los precios, frente a un 13% entre los seguros de vida.