Las asociaciones de IIC de España, Italia y Portugal se pronuncian sobre el posible coto a las retrocesiones

Según los datos de Inverco, en la industria española domina mayoritariamente el sistema de pago implícito, con un tercio del sector en arquitectura abierta y dos tercios del patrimonio en modelos de gestión discrecional de carteras (GDC) y asesoramiento. “En el modelo pre MiFID, más del 90% era comercialización y el resto asesoramiento o GDC. Las entidades distribuidoras han hecho un esfuerzo muy grande para acomodar los servicios a través de los que hacían llegar a sus clientes los productos y esto ha redundado en mayor valor añadido sin que, además, los costes de producto hayan aumentado sino todo lo contrario”, aseguraba Elisa Ricón, directora general de Inverco, durante la XXVI edición del Debate Legal FundsPeople.

Ricón considera que una prohibición total de los incentivos limitaría la libertad de todos los participantes del sector: “A día de hoy, los inversores y las entidades financieras tienen libertad para elegir qué instrumentos financieros adquieren o distribuyen, a través de qué servicio de inversión y cómo pagan dicho servicio (modelo de pago explícito o implícito). Esta flexibilidad debe ir a más y no a menos”, reclamaba.

También ha manifestado su postura recientemente João Pratas, presidente da APFIPP (Associação Portuguesa de Fundos de Investimento, Pensões e Patrimónios). Durante el discurso de los Premios Morningstar en Portugal, defendía que el modelo de retrocesiones “es un modelo continental, probado en varios países europeos”. Para el experto, el fin de las retrocesiones, como ocurrió en Inglaterra o Holanda, traería grandes problemas de adaptación al negocio de gestión de activos en Portugal.

“Un fondo de inversión tiene varios costes asociados. La comisión de gestión permite remunerar al equipo directivo por el trabajo que realiza. Pero también la distribución del fondo e incluso la selección de productos realizada por el distribuidor conllevan altos costes. Aquí es donde entran en juego las retrocesiones. Éstas permiten premiar la labor de distribución realizada por las distintas entidades”, justificaba el experto.

Pratas argumenta que muy rara vez las retrocesiones definen qué fondo se distribuye. Según la experiencia del profesional, estas suelen ser muy similares entre los distintos fondos. Por otro lado, cree que, en general, los agentes acaban “queriendo vender el fondo que genera más rentabilidad para el cliente. La idea de vender el fondo con el que reciben más retrocesiones puede ser un error”, remataba.

Por su parte, Marco Tofanelli, secretario general de Assoreti, la Asociación de las redes distribución de los bancos en Italia, considera que “el asesoramiento con retrocesiones es un caso de éxito, que ha garantizado una democratización del servicio, asegurando la posibilidad de acceder al asesoramiento a todo tipo de inversores, incluso para aquellos clientes menos favorecidos que, según las encuestas realizadas, no estarían dispuestos a pagar explícitamente una comisión”.

Según Tofanelli, ya se están estudiando soluciones para mejorar cómo se muestran los incentivos. Estas soluciones, dice el responsable, “no sólo buscan mostrar de forma más clara al cliente la naturaleza de estos costes, sino también reforzar las condiciones para poder cobrarlos cuando estén justificados por la prestación de los servicios que representan valor añadido para el cliente. El objetivo es neutralizar el riesgo para el cliente de recibir recomendaciones inapropiadas o el pago de comisiones injustificadas”, añade.