Justo cuando se cumple el décimo aniversario del fondo, Ana Gil, directora de inversión del equipo de renta fija de M&G Investments, nos explica el posicionamiento actual de la estrategia y la visión de Richard Woolnough.
Estos días se cumple el décimo aniversario del M&G Optimal Income, uno de los fondos de renta fija que más éxito comercial ha tenido en España, que cuenta con las calificaciones Blockbuster y Consistentes Funds People. Coincidiendo con esta fecha tan señalada hemos hablado con Ana Gil, directora de inversión del equipo de renta fija de M&G Investments, para conocer cuál es la visión de mercado, el posicionamiento y las principales apuestas de Richard Woolnough.
El gestor de la estrategia considera que estamos entrando en un periodo de normalización en tres ámbitos: crecimiento económico (recuperación sincronizada de los países desarrollados y emergentes); normalización de la inflación, tanto por el lado de la demanda (Estados Unidos es el mejor ejemplo con la confianza del consumidor en niveles elevados, pleno empleo y crecimiento salarial) como de los costes (la depreciación de la libra de los últimos 12 meses significa que el coste de productos importados para el Reino Unido se ha encarecido un 15%); y normalización de la política monetaria con los bancos centrales replegando estímulos (la Fed subiendo tipos y adoptando un lenguaje más duro y el BCE siendo menos acomodaticio y reduciendo su programa de compras).
La consecuencia de todo esto es que Woolnough espera ver subidas de las tires y tensionamiento de las curvas de tipos, las cuales hasta ahora habían permanecido muy planas. “A medida que los estímulos empiecen a retirarse, las yields comenzarán a alinearse con los fundamentales económicos. Este entorno de subidas de las tires y normalización del crecimiento será positivo para el sector corporativo, puesto que es un escenario que les permite subir los precios y mejorar sus beneficios, y por consecuencia también para el crédito, al igual que lo fue en el periodo comprendido entre 2004 y 2006, cuando los spreads se estrecharon a pesar de la subida de tipos de la Fed”, explica Gil.
En términos generales, el gestor ha posicionado la cartera para afrontar este periodo de normalización, alejándose de los mercados donde los precios están distorsionados por la actividad de los bancos centrales, principalmente Reino Unido y Europa, y centrándose en EE.UU, donde actualmente Woolnough tiene el foco tanto a nivel de duración como de crédito.
Las cinco grandes apuestas de Richard Woolnough actualmente
1. La primera gran apuesta hace referencia a la duración, la cual suelen cubrir echando mano de futuros y swaps. En estos momentos, el fondo está corto de duración (2,2 años frente a los 6 años que sería la posición neutral). De esos 2,2 años, dos años corresponden al dólar. “Esto se debe a dos razones. La primera, por el mayor atractivo del cupón del treasury (2,1%) frente al del gilt (1%) o del bund (0,2%). La segunda, porque la normalización de la política monetaria ya está puesta en precio en Estados Unidos, mientras que en Europa no. Nadie espera todavía una normalización monetaria ni por parte del BCE ni por parte del Banco de Inglaterra”.
2. El segundo elemento importante en el posicionamiento atañe al crédito, un segmento de mercado donde el gestor se sigue manteniendo constructivo, aunque de manera selectiva. “En deuda pública no vemos valor porque hay más riesgo de que las tires suban que de que bajen, pero en crédito hay partes caras y otras que ofrecen oportunidades, sobre todo aquellas que no se han visto distorsionadas por las políticas de los bancos centrales. El crédito americano es nuestra gran apuesta por una cuestión de fundamentales (crecimiento económico), valoraciones (las curvas de crédito tienen más inclinación que en Europa) y aspectos técnicos (hay una demanda muy fuerte de crédito americano que coincide con una reducción de la oferta, lo cual es algo que se va a mantener y apoyará a este mercado)”, revela Gil.
Actualmente, el 33% de la cartera está invertida en bonos corporativos de Estados Unidos tanto de grado de inversión como de high yield, principalmente de operadoras de telecomunicaciones, medios de comunicación y bancos. Respecto a este último sector, Woolnough estaba positivo en deuda subordinada de bancos americanos (los cuales encuentra mejor capitalizados y avanzados en el ciclo de recuperación y con menor presión regulatoria). Sin embargo, últimamente el gestor ha empezado a adoptar una actitud más constructiva en bancos europeos por las valoraciones que ofrecen. En términos generales, la posición en financieras ha pasado del 18% que tenían a finales del 2016 al 25% actual. La mayor parte está en deuda subordinada de entidades de EE.UU. y Reino Unido.
3. El tercer movimiento importante realizado hace referencia a la reducción general del riesgo en la cartera. El peso de la renta variable lo han recortado en casi dos puntos, al pasar del 5,3% a finales de 2016 al 3,5%. El porcentaje que mantienen en estos momentos en acciones está muy repartido entre EE.UU. (1,2%), Europa (1,1%), Reino Unido (0,7%) y Suiza (0,5%). Lo mismo ocurre con el high yield, si bien en el caso de los bonos de alto rendimiento la reducción con respecto a diciembre de 2016 ha sido más drástica, al pasar del 33% al 20%. En ambos casos, la razón que justifica este movimiento es la misma: “el mercado había corrido mucho y era momento de tomar beneficios. A la renta variable solo acudimos cuando la valoración de la acción es muy atractiva frente al bono y el high yield americano había alcanzado su fair value y el potencial para ver un estrechamiento de diferenciales es más difícil”.
4. La cuarta gran apuesta se centra en la duración negativa que tiene el gestor en deuda británica. “Las elecciones convocadas para el 8 de junio no cambian nada, ni para la economía británica –que seguirá mostrando su fortaleza- ni para el Brexit. Simplemente alarga el plazo para completar el proceso de negociación y otorga más flexibilidad para que Reino Unido y la UE lleguen a un acuerdo. El motivo por el que mantenemos una duración negativa en libras se debe a que las economías de Reino Unido y Estados Unidos están muy sincronizadas en términos de crecimiento y empleo, pero no a nivel de política monetaria y tipos de interés. La solidez de los fundamentales en Reino Unido justificarían una política monetaria menos expansiva. De ahí nuestra duración negativa de -0,7 años en deuda británica”.
5. La quinta y última gran apuesta es claramente táctica y hace referencia a las elecciones francesas y a la volatilidad que la incertidumbre sobre el resultado de los comicios ha generado en los activos de renta fija franceses. “Creemos que el mercado ha sobrereaccionado y, con una prima de riesgo gala que ha llegado a escalar hasta los 70 puntos básicos, hemos aprovechado la volatilidad para construir posiciones sobre el bono francés a diez años, que ahora cuenta con un peso en la cartera del orden del 1,7% del NAV del fondo”, concluye Gil.