El gap que se ha abierto en los últimos tres años entre el MSCI World y el MSCI Emerging Markets es del 43%. Según Aberdeen, esta diferencia no se puede justificar sólo por los temores al programa de reducción de estímulos de la Fed.
No cabe ninguna duda de que 2013 ha sido un año para olvidar en los mercados emergentes. El MSCI Emerging Markets Index bajó un 2,27%. Parece poco pero, si se enfrenta con las ganancias del 29% registradas por los mercados desarrollados, la diferencia es muy considerable. Se ha hablado mucho del cambio en política monetaria de Estados Unidos, el menor crecimiento en mercados emergentes pero, según Devan Kaloo, responsable global de mercados emergentes en Aberdeen, se ha prestado poca atención al comportamiento de estos mercados frente a los desarrollados durante los tres últimos años.
Según explica, el gap que se ha abierto entre el MSCI World Index y el MSCI Emerging Markets Index (composición del índice) es del 43% (ver gráfico). Esta diferencia no se puede justificar tan sólo por los temores al programa de reducción de estímulos de la Reserva Federal, ya que es un tema que se puso sobre la mesa hace menos de un año. ¿Qué es lo que explicaría entonces el mal comportamiento de los mercados emergentes con respecto a los desarrollados? Desde la casa escocesa señalan cuatro aspectos que consideran han contribuido a generar esta importante divergencia entre índices.
1. En primer lugar, el mercado se está fijando en los países con déficit, porque si deja de aumentar la liquidez por parte de la Fed, podrían surgir dudas de cómo financiar su crecimiento. Pero, según el equipo de Devan Kaloo, esta percepción negativa debería cambiar, ya que los emergentes están en una posición financiera mucho más sólida que en su historia reciente. “Tienen muy pocas obligaciones en dólares. Esto implica que, aunque los tipos suban en EE.UU., su dependencia es menor, porque no le suben los costes asociados. En muchos países la situación fiscal también ha mejorado sensiblemente. Por otro lado, aunque si bien es cierto que las exportaciones a mercados desarrollados han disminuido por el menor crecimiento de estos, también lo es que ha aumentado mucho el consumo interno lo que ha hecho que el efecto en su balanza de pagos no haya sido excesivo”.
2. El segundo punto que señala Aberdeen hace referencia a los déficit por cuenta corriente. “Al haberse producido grandes salidas de capital de estos países desde 2011, los temores radican en cómo van a financiar sus déficit por cuenta corriente (de ahí la depreciación tan fuerte en las divisas entre mayo y septiembre). Pero también hemos visto cómo estos países han aumentado fuertemente el consumo interno y sus pautas de consumo”, afirman.
3. El tercer aspecto que ha acrecentado los temores se han fundamentado sobre un posible aterrizaje brusco de la economía china. En este sentido, en la firma recuerdan que Pekín ha anunciado una serie de reformas en diferentes ámbitos que, aunque complejas, si funcionan serán muy beneficiosas para el crecimiento y supondría una correcta asignación de recursos pasando de un modelo basado en inversión fija por parte del Estado a otro basado en el consumo.
4. El último punto hace referencia a la reducción aparente de márgenes empresariales. Dado su carácter de inversiones por fundamentales, este es el punto que más le preocupa al equipo emergente de Aberdeen. “Parece que las compañías en mercados desarrollados lo han hecho mejor cuando el crecimiento ha sido inferior. La presión sobre márgenes ha sido fuerte y las empresas de los países emergentes no han tomado suficientes medidas de reducción de costes, quizá porque al no esperar un periodo tan prolongado de falta de crecimiento, siguieron invirtiendo en capacidad mientras que las compañías de desarrollados se han dedicado a lo contrario. Aunque su productividad ha aumentado, han efectuado fuertes programas de recompra de acciones, lo que provoca que los resultados y beneficios por acción parezcan mejores”.