Las dos caras de los resultados trimestrales

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mammal, Flickr Creative Commons

Lo importante de las temporadas de resultados empresariales no es si las empresas ganan o pierden dinero. Lo verdaderamente relevante es si las compañías superan las expectativas de los analistas y dan sorpresas positivas o si, por el contrario, decepcionan al no alcanzar las estimaciones del consenso del mercado. Es frecuente ver cómo muchas cotizadas caen en bolsa inmediatamente después de rendir cuentas por no alcanzar las expectativas de los analistas pese a presentar unos elevados beneficios. Y lo mismo ocurre pero al revés. Cuando una compañía gana más de lo esperado, generalmente las acciones responden con entusiasmo en las bolsas. Es una de las leyes que suelen cumplirse en el mercado.

Cada año, a la hora de estimar lo que van a ganar las empresas el próximo ejercicio, los analistas elaboran sus informes. Con ellos se llega a un consenso de mercado. El problema es que estas estimaciones tienden a ser muy optimistas. Da igual el punto del ciclo en el que nos encontremos. No importante que estemos en un entorno de expansión económica, ralentización o recesión. Las expectativas para el año siguiente son altas. Es a medida que va transcurriendo el año cuando éstas se van modulando, sobre todo en un escenario como el que hoy está viviendo Europa, de cierta desaceleración del crecimiento debido a los importantes desafíos que afronta la región (Italia, Brexit, guerra comercial con Estados Unidos…).

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“El sentimiento se ha enfriado. Veníamos de años en los que todo apuntaba a que la bolsa europea iba a hacerlo bien, como así fue. Sin embargo, ahora la tendencia no es que sea la opuesta, pero sí que estamos empezando a ver el punto de inflexión. Tampoco quiero decir que nos vamos a ir a un escenario de recesión o de caída de los beneficios empresariales, aunque sí a uno en el que los resultados empresariales del tercer trimestre van a decepcionar a los inversores y lo harán porque las expectativas eran muy elevadas. La clave está en la divergencia que va a existir entre las estimaciones del mercado y los resultados que finalmente se publiquen”, explica Michael Browne, gestor de Martin Currie, filial de Legg Mason Global AM.

En su estrategia de long/short, Browne aprovecha para construir posiciones cortas en aquellas compañías que considera defraudarán al mercado. Sin embargo, los resultados empresariales del tercer trimestre pueden tener una cara b debido a que las expectativas tanto de los analistas como de los inversores están siendo rebajadas de manera sustancial, hasta el punto de que lo que inicialmente podrían ser malas noticias, ahora podrían ser buenas. La clave la encontramos en el índice de la eurozona Citi Economic Surprise (CESI), una medida cuantitativa que mide cómo lo están haciendo los datos económicos en relación con las expectativas de los economistas. Cuando el índice es alto, indica que los datos publicados han estado batiendo las expectativas de consenso y viceversa.

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“Dada la cantidad de datos decepcionantes que los mercados de renta variable europea han absorbido ya, debería ser probable que los datos no decepcionen tanto como lo han hecho, ahora que las expectativas son más moderadas. Históricamente, una mejoría en el índice de sorpresa desde esos niveles han sido buenas noticias para la renta variable”, indican desde J.P.Morgan AM. Es decir: aunque el momentum de los datos económicos en la eurozona ha cambiado notablemente, desde sorpresas positivas a principios de año a un gran número de decepciones en los últimos meses, lo que ha llevado a una moderación de las expectativas de crecimiento para 2018, ahora podrían ser noticias no tan malas desde el plano empresarial. La cuestión es saber si esto servirá para que la bolsa europea vuelva a coger impulso o no.