Las estrategias descorrelacionadas, a examen: cuáles aportaron valor con la crisis

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Fred Ingham, gestor del Neuberger Berman Uncorrelated Strategies Fund

El universo de los hedge fund líquidos ha tenido en el COVID-19 su mayor examen hasta la fecha. Los inversores buscan de los alternativos un complemento a su cartera que proteja y aporte frente al movimiento de los mercados. Es decir, que ofrezcan descorrelación. Pero como hemos cubierto varias veces, del papel a la práctica varias han decepcionado.

Previo a esta crisis, hace tres años, Neuberger Berman seleccionó del universo seis estrategias que en su opinión sí cumplían con ese criterio. El de presentar una correlación no superior a +/- 0,25 frente a los mercados de renta variable o renta fija a lo largo de un ciclo de mercado. Renta variable market neutral, arbitraje estadístico, seguimiento de tendencias, trading a corto plazo, global macro y volatilidad valor relativo. De esas seis grandes categorías, dos sobresalieron en su resistencia a la corrección de 2020: trading a corto plazo y volatilidad valor relativo.

Según explica Fred Ingham, gestor del Neuberger Berman Uncorrelated Strategies Fund, las estrategias de volatilidad valor relativo generalmente se benefician de movimientos grandes y bruscos. Como desgrana es responsable de este fondo con Sello FundsPeople 2020 por su calificación de Blockbuster, son estrategias que se basan en la compra venta de contratos de opciones pero que mantienen perfiles de pay off convexamente positivos.

“Estos jugadores de valor relativo buscan tradear activamente ambas caras del mercado”, apunta. “Si se ejecutan bien pueden lograr una convexidad positiva en general a la vez que cubren parte de los costes asociados a la prima de las opciones”. Y ciertamente este estilo de gestión tuvo su ventana de oportunidad en el primer trimestre, cuando vimos el pánico general y las ventas forzosas de participantes del mercado que estaban estructuralmente cortos la volatilidad (es decir, sesgados hacia la venta de opciones). Un ejemplo que nos cita Ingham es la anomalía vivida entre el VIX y los contratos de opciones del S&P 500 en los que se basa. “Los precios erróneos en las opciones entre diferentes regiones y países, y simplemente lo barato a lo que cotizaba la volatilidad implícita frente a los movimientos del mercado en ciertos puntos”, detalla.

Pero la selección cuidadosa de los gestores resultó ser crítica. Si bien algunos traders de volatilidad sofisticados fueron rápidos en asimilar y analizar los movimientos de los precios, monetizarlos, y pasar a la siguiente idea, otros expresaron una convexidad negativo, por lo que sufrieron duramente en el primer trimestre, mientras que otros tantos que se mantuvieron largos la volatilidad borraron las ganancias acumuladas en el siguiente trimestre. “Una de las características que buscamos en traders de volatilidad es muestras de ese enfoque dinámico a reciclar y renovar las ideas en cartera”, cuenta Ingham.

Y es que las dos estrategias descorrelacionadas que mejor funcionaron en el año beben de una mirada dinámica. La segunda mencionada, la del trading de futuros a corto plazo también se basa en tener posiciones con un horizonte de semanas, días o incluso horas. Basada en el rápido análisis sistemático de los movimientos de los precios de los futuros, generalmente sin visión sobre los fundamentales económicos, este tipo de gestores busca identificar el momentum muy a corto plazo así como rupturas en los mercados. “Situaciones donde los mercados pierden temporalmente la coordinación entre sí”, explica.

Para Ingham, la habilidad que tienen para cambiar rápidamente la exposición al mercado, lo que les diferencia de los que siguen tendencias, es una de las razones por las que lo hacen bien durante los shocks en el mercado. Además, el experto interpreta como una ventaja el hecho de que se centren más en los movimientos del mercado que en los fundamentales, lo que les diferencia de la mayoría de estrategias global macro.

Ambas estrategias tienen una clara ventaja cuando los mercados se ponen técnicos; cuando hay olas de ventas o compras forzosas. Y el periodo de febrero a abril fue un ejemplo perfecto. Dicho lo anterior, Ingham quiere recalcar un punto. Que no se puede pretender construir una cartera descorrelacionada solo con estas dos estrategias. “La diversificación sigue siendo crítica”, sentencia.

Cada mercado bajista es diferente, insiste. “Cuando los shocks y las crisis amplifican en lugar de revertir las condiciones recientes, las estrategias como el seguimiento de tendencias o la macro global podrían generar mayores rendimientos que el comercio a corto plazo: fueron ellos quienes lideraron el grupo durante la crisis más prolongada de 2008-09”, recuerda.

Por eso el gestor siempre insiste en asignar a una cartera diversificada por estrategia y gestor en lugar de intentar apostar por un tipo de entorno u otro. “También es la razón por la que pensamos que cualquier inversor en alternativos líquidos debería considerar seriamente las muchas formas en que se puede lograr la diversificación entre gestores dentro de los grupos de estrategias y, de hecho, dentro de las carteras de gestores individuales”, afirma.