Las fuerzas opuestas que están tirando de un lado y del otro de las tires de los bonos

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DonkerDink, Flickr, Creative Commons

La reducción de balance de la Fed apunta a un aumento de la volatilidad en el futuro. Las políticas monetarias ultraexpansivas han constituido la base de una volatilidad en cotas históricamente reducidas. Siempre que la Fed ha realizado ajustes de gran calado hacia una postura menos acomodaticia, la volatilidad ha aumentado, en particular cuando se han implementado medidas cuantitativas. En adelante, tanto la cantidad como el precio del dinero se ajustarán. Por tanto, a medida que se reduzcan las inyecciones de los bancos centrales, se espera que la confianza de los inversores se tambalee y la volatilidad aumente lentamente.

Según Witold Bahrke, responsable sénior de estrategia macroeconómica de Nordea, este hecho ya puede observarse en los mercados de divisas, en los que la volatilidad implícita ha aumentado en los últimos dos meses. “Podría decirse que las divisas están menos intervenidas por las políticas monetarias poco convencionales que otros mercados, por lo que este mercado podría ser uno de los primeros en tornarse más volátil. Además, habría que seguir de cerca a aquellos mercados que se hayan beneficiado en mayor medida de la volatilidad reducida y la abundancia de liquidez”, afirma el experto. ¿Y qué hay de los tipos de interés de la renta fija?

De acuerdo con Bahrke, en esta cuestión entran en juego diversas fuerzas opuestas. “Por un lado, la decisión de la Fed de dejar de reinvertir los beneficios de los bonos que llegan a vencimiento se traduce en una menor demanda neta de activos de renta fija, lo que impulsará los rendimientos al alza. Por otro, hay que tener en cuenta que el menor crecimiento de la liquidez conlleva un endurecimiento monetario, un proceso que, en última instancia, es deflacionista, especialmente en vista de que parece estar más motivado por la preocupación en torno a la estabilidad financiera que por un aumento del crecimiento y la inflación (aún muy lejos del objetivo de la Fed)”.

Para el responsable sénior de estrategia macroeconómica de Nordea, este efecto apunta a que los tipos de interés se reducirán a medio plazo. “Además, los catalizadores estructurales de unos tipos reducidos, como el envejecimiento de la mano de obra y los elevados niveles de endeudamiento, no van a disiparse en un futuro cercano, lo que mantendrá los tipos de interés en niveles limitados. A corto plazo, el primer factor podría provocar una subida de los tipos de interés. A medio plazo, creemos que los inversores se fijarán más en los últimos factores, sobre todo teniendo en cuenta que la incertidumbre que reina en el contexto macroeconómico impulsa la demanda de activos más seguros”.

Por lo tanto, el experto considera que resulta poco probable que la reducción del balance de la Fed genere una presión alcista sostenida en los rendimientos de la deuda pública de los países core y la curva de rendimientos podría aplanarse aún más. No obstante, Bahrke señala que, a muy corto plazo, las crecientes esperanzas sobre la aplicación de drásticos recortes de impuestos en Estados Unidos podrían provocar un repunte de los rendimientos a corto plazo.

“Dicho esto, si esta visión sobre los tipos de interés resulta equivocada y los tipos suben de forma notable, esto podría sumarse a los riesgos de caída que acechan al crecimiento —después de todo, la economía mundial sigue presentando un elevado nivel de endeudamiento—, lo que incrementaría la sensibilidad a una subida de los tipos de interés y a la apreciación del dólar, que muy probablemente les seguiría”, afirma. Y lanza una advertencia: “si la subida de los tipos de interés es el reflejo de una menor oferta monetaria, así como de una mejora en el potencial de crecimiento y, por tanto, de mejores perspectivas de rentabilidad, su efecto negativo tendría una duración relativamente breve”.