Las gestoras coinciden: el acuerdo griego genera más preguntas que respuestas

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J. Griffin Stuart (Creative Commons)

Continúan las reacciones de las gestoras internacionales al acuerdo alcanzado el lunes in extremis entre el Gobierno griego y sus socios europeos, que abre la puerta a un tercer programa de rescate por valor de entre 82.000 y 86.000 millones de euros en los próximos tres años. Con todas las miradas puestas hoy en el Parlamento griego, que deberá aprobar de urgencia reformas clave como la del IVA y la de las pensiones –paso previo indispensable para que el resto de miembros de la eurozona acceda a seguir negociando la ayuda financiera– son muchas las preguntas que flotan en el aire.

Empezando por si, efectivamente, se aprobarán las primeras reformas, habida cuenta de que un elevado número de miembros del Gobierno de Tsipras –se estima que entre 40 y los 60– podrían oponerse durante la tramitación parlamentaria. “Todas las reformas que contempla el acuerdo van en contra del resultado del referéndum del 5 de julio, así como en contra del manifiesto de Syriza”, señalan Joshua McCallum y Gianluca Moretti, economistas del equipo de renta fija de UBS Global Asset Management, “por lo que es probable que gran parte de Syriza vote en contra. Aunque prácticamente todos los partidos de la oposición ya han anunciado que respaldarán el acuerdo, es difícil saber cuánto tiempo podrá sobrevivir un gobierno que depende de la oposición para aprobar legislación en contra de la voluntad del partido gobernante”.

Incertidumbre política…

“Ciertamente se van a poner a prueba tanto la popularidad del partido como su unidad cuando se voten los términos del acuerdo”, opina el responsable de renta variable europea de Fidelity Worldwide Investment, Paras Anand. “A menos que este proceso traiga consigo una unanimidad que hasta ahora no se ha visto, esta resolución podría quedarse en el papel”. “Desde el punto de vista práctico, los siguientes pasos suponen una secuencia complicada y arriesgada de maniobras políticas en la que se requieren aprobaciones parlamentarias tanto en Grecia como en otros países (Alemania incluida)”, añade Dierk Brandenburg, analista de deuda pública en la casa británica. “Esto convierte al parlamento y al electorado griego en la clave del proceso y está por ver si Tsipras permanece en el poder o es reemplazado por un gobierno de tecnócratas”.

De hecho, el propio ministro de Trabajo griego apuntaba el lunes la posibilidad de que se celebren elecciones anticipadas antes de fin de año, algo que, en opinión de McCallum y Moretti, podría incrementar la incertidumbre política: “Si el electorado griego siente que se ha ignorado el resultado del referéndum, podrían castigar esta traición votando a la rama más extrema de Syriza en las próximas elecciones”.

… y económica

Independiente de que Tsipras continúe o no al frente del Ejecutivo heleno, el país se enfrenta a un situación muy difícil. “La puesta en marcha de las reformas y la financiación al país no serán suficiente para recuperar la confianza en el corto plazo”, afirman desde Groupama Asset Management. “Aunque los bancos abran rápidamente sus puertas –algo que todos los expertos descartan– la confianza de sus depositantes es indispensable para evitar el control de capitales y pensamos que el país seguirá sufriendo problemas de liquidez”. Para los analistas de la firma francesa, la clave estará en los primeros meses de implementación: “Si las autoridades griegas no son capaces de iniciar rápidamente un verdadero cambio de gobernanza del país, el Grexit tomará de nuevo cuerpo por la incapacidad de responder a los compromisos adquiridos”.

Sin embargo, Philippe Waechter, economista jefe de Natixis AM (filial de Natixis Global AM) ve difícil que la economía griega pueda recuperarse a corto plazo. “El acuerdo incluye algunas medidas para mejorar la competitividad, como que las tiendas abran los domingos y que se liberalicen el sector de las farmacias y de las panaderías, y el mercado laboral. Estas medidas pueden ayudar pero no son suficientes para cambiar la situación general”.

Con respecto al objetivo de alcanzar un superávit primario del 3,5% PIB en 2018, Waechter recuerda que la previsión para este año es inferior al 1% “lo que implica que será necesario generar un ahorro del 2,5% en los tres próximos años. Para conseguirlo, se subirá el IVA y se bajarán las pensiones, lo que se traducirá en una menor demanda interna y en un pobre crecimiento del PIB”. Por eso, el experto cree que “recesión seguirá siendo la palabra más utilizada para describir las perspectivas de la economía griega”.

¿Habrá quita?

Ante la falta de crecimiento, cobrará fuerza la posibilidad de una nueva reestructuración de la deuda griega. “La posibilidad de una quita parcial de la deuda, defendida por las autoridades griegas, ha sido rechazada de momento por los acreedores”, explican Stephanie Flanders, responsable de estrategia de mercado para Reino Unido y EMEA, y Vincent Juvyns, estratega de mercado global en J.P. Morgan Asset Management.

“Sin embargo, todos los implicados son conscientes de que la deuda griega es insostenible, por lo que en algún momento habrá que adoptar nuevas medidas para aliviar su peso, probablemente mediante una nueva ampliación de los vencimientos”. Aún así, los expertos señalan que, “para que pueda abrirse ese debate entre los acreedores, Grecia tendrá que convencerlos primero de que, esta vez sí, se tomará en serio las reformas”.