La política arancelaria de Donald Trump sigue generando debate sobre sus efectos a nivel global, especialmente en Europa. Las opiniones de diversos economistas y gestores destacan tanto los desafíos como las oportunidades que esta política presenta para este nuevo año.
La política arancelaria de Donald Trump continúa generando debate sobre sus efectos a nivel global, especialmente en Europa. Desde su victoria como candidato a la presidencia, Trump convirtió la política arancelaria en una de las piedras angulares de su administración, utilizándolos como herramienta clave de su enfoque proteccionista y transaccional en las relaciones internacionales. Su estrategia buscaba reducir el déficit comercial de EE.UU., especialmente con China y la Unión Europea, mientras protegía las industrias nacionales clave. Sin embargo, esta política ha tenido efectos que pasan las fronteras estadounidenses, provocando tensiones comerciales globales, alteraciones en las cadenas de suministro y ajustes en las estrategias empresariales.
Para 2025, las perspectivas son mixtas. Aunque los aranceles aumentan la incertidumbre y podrían tener implicaciones en la inflación global, también abren nuevas oportunidades para empresas e inversores dispuestos a adaptarse. Europa, por su parte, se enfrenta a un delicado equilibrio entre responder a las amenazas comerciales y proteger su propio crecimiento económico. Las opiniones de diversos economistas y gestores destacan tanto los desafíos como las oportunidades que esta política presenta para este nuevo año.
Una herramienta de presión comercial
Donald Trump utilizó los aranceles no solo como medida económica, sino también como una herramienta de negociación para obligar a socios comerciales clave, como China y Europa, a aceptar concesiones favorables a EE.UU. Según Nabil Milali, gestor de Edmond de Rothschild AM, los aranceles fueron empleados para negociar ventajas en sectores estratégicos como la energía y los productos tecnológicos, obligando a los países afectados a reestructurar sus relaciones con el mercado estadounidense.
Este enfoque, aunque efectivo en ciertos casos, ha elevado las tensiones comerciales globales. Como indica Martin Wolburg, economista senior en Generali AM, las propuestas iniciales de Trump, que incluían aranceles de hasta un 60% contra China, fueron finalmente suavizadas para minimizar un posible impacto negativo en la economía estadounidense. Sin embargo, advierte que incluso una aplicación gradual de estos aranceles tendría efectos inflacionistas, elevando los costes de bienes importados y reduciendo el poder adquisitivo de los consumidores estadounidenses. Además, aunque la estrategia de Trump buscaba proteger a las industrias nacionales, los costes derivados de estas tensiones comerciales se distribuyeron a lo largo de las cadenas de suministro internacionales, ampliando sus efectos en todo el mundo.
Europa, en el centro de la tormenta comercial
Europa, con su fuerte dependencia de las exportaciones hacia EE.UU. enfrenta riesgos significativos si las políticas arancelarias de Trump se endurecen. Los sectores industriales europeos más expuestos, como el automovilístico, químico y de maquinaria, son especialmente vulnerables. Según Raphael Olszyna-Marzys, economista de J. Safra Sarasin Sustainable AM, estos sectores representan cerca del 70% del comercio transatlántico y serían los más afectados por un incremento de los aranceles.
Martin Wolburg indica que Alemania, en particular, destaca como el país más vulnerable, debido a su importante superávit comercial con EE.UU., que en 2023 alcanzó los 86.000 millones de euros. Italia e Irlanda también figuran entre los más expuestos, con superávits de 41.000 y 32.000 millones de euros, respectivamente. Por otro lado, España, que registró un déficit comercial de 6.000 millones de euros en 2023, podría experimentar un impacto indirecto debido a su integración en las cadenas de suministro europeas, especialmente en el sector automotriz.
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Según Daniel Karnaus, gestor de cartera en Vontobel, una diversificación de las cadenas de suministro y un aumento de la producción local en EE.UU. son respuestas clave para mitigar los efectos de los aranceles. Como indica Nabil Milali, muchas empresas europeas ya han adoptado esta estrategia, estableciendo centros de producción en territorio estadounidense. Sin embargo, a pesar de que Europa parece estar mejor preparada para negociar con Trump, y de que la Unión Europea ha preparado una lista de represalias dirigidas a productos estadounidenses, como bienes agrícolas, su margen de maniobra es limitado. Wolburg advierte que medidas más contundentes, como aranceles al petróleo estadounidense, podrían dañar la economía europea debido a la falta de alternativas de suministro.
Olszyna-Marzys subraya la importancia de que Europa refuerce alianzas con otros socios comerciales, como Japón, Corea del Sur y Canadá, para contrarrestar el proteccionismo estadounidense. Además, los inversores pueden protegerse aumentando su exposición a sectores menos integrados globalmente, como servicios públicos y empresas de pequeña capitalización.
Implicaciones para los mercados
De cara a 2025, existe una gran incertidumbre sobre las características exactas de los cambios políticos de Trump y de sus implicaciones para los mercados. Peter Branner, director de inversiones de abrdn, destaca que existen riesgos de que su administración resulte más perturbadora de lo esperado, a la alza o a la baja, en términos económicos y de mercado. Por un lado, los aranceles afectarán a las empresas más expuestas internacionalmente, mientras que, según indica el director de inversiones, es probable que estos cambios impulsen de forma más clara a las pequeñas empresas estadounidenses, que podrían beneficiarse de recortes fiscales y desregularización, consolidándose como ganadoras en este entorno.
En renta variable, la perspectiva que lanzan los expertos de abrdn es positiva para 2025, sobre todo en mercados emergentes. Branner destaca particularmente a China como principal oportunidad de inversión, con una política monetaria con posibilidades de ser más expansiva y valoraciones atractivas. Por otro lado, el experto advierte de que la fortaleza del dólar, alimentada por los diferenciales de tipos de interés entre EE.UU. y Europa, podría representar un obstáculo para la deuda emergente.