Richard Turnill, jefe global de estrategia de BlackRock, analiza los factores que han hecho de 2017 un año “casi perfecto para los activos de riesgo”
Una vez finalizado 2017, se pueden lanzar varias conclusiones de otro año complejo para los mercados. La primera, que el año pasado “ha resultado ser más alcista de lo que anticipamos”, explica Richard Turnill, jefe global de estrategia de BlackRock. Así, por primera vez en años los inversores pudieron ver un crecimiento real de los beneficios corporativos a nivel global y que el crecimiento sorprendía a las expectativas. No obstante, para Turnill lo más sorprendente ha sido “la magnitud de los retornos de las clases de activos”, ya que no sólo muchas de ellas han cerrado el año en positivo, sino que además unas cuantas lo han hecho con retornos de doble dígito.
El ejercicio 2017 ha terminado con varios hitos históricos, como por ejemplo que el índice MSCI All Country World Index cerrase en máximos históricos hasta 61 veces, mientras que la volatilidad realizada a treinta días del S&P 500 se desplomó hasta su nivel más bajo desde comienzos de la década de 1960. El estratega recuerda que en 2017 también sorprendió que la inflación cayera en algunas partes del mundo, mientras que los rendimientos de los bonos de largo plazo se mantuvieron planos a pesar de la mejoría económica.
Lecciones para los inversores
Así, los grandes ganadores del año han sido la renta variable emergente y asiática, el factor momento y los valores del sector tecnológico. Turnill extrae como lección de este hecho que “el crecimiento económico sostenido y por encima de la tendencia ha ayudado a las empresas a generar los beneficios prometidos, alimentando los fuertes retornos de la renta variable”. Así, en 2017 todas las grandes regiones consiguieron incrementar sus beneficios a un ritmo superior al 10%. “Esperamos que pasen más cosas buenas en 2018, pero el comportamiento de los beneficios en 2017 será difícil de emular”, avisa el estratega.
El experto extrae otras dos lecciones sobre la evolución de los retornos. La primera, que “la baja volatilidad puede sostenerse durante más tiempo del esperado”. Según análisis realizados por BlackRock, la volatilidad de la renta variable tiende a ser baja durante fases de expansión económica firme, salvo que aparezcan posibles vulnerabilidades financieras que sean sistémicas. “No vemos tales riesgos en el horizonte por el presente, a pesar de los indicios de burbuja en los mercados de crédito”, puntualiza Turnill.
La segunda lección que ha dejado el año es que no todos los riesgos geopolíticos deben ser tomados con la misma importancia. “Merece la pena tomarse tiempo para ir más allá de lo que puedan ser unos miedos excesivos en el mercado. Este fue nuestro acercamiento con Europa”, indica el experto, en referencia a las dudas en torno al desenlace de las elecciones presidenciales en Francia o a la hoja de ruta del Brexit, en un contexto en el que la eurozona ha sido capaz de crecer al ritmo más rápido desde 2011. Para el estratega, uno de los riesgos que siguen prevaleciendo en el contexto actual es que EE.UU. adopte políticas más proteccionistas, lo que podría suponer “una gran amenaza para el régimen de comercio libre global”.
El 2017 también ha dejado lecciones para los inversores de renta fija. Turnill las resume así: “La baja rentabilidad de los bonos no tiene que ver sólo con la Fed, y las divisas pueden ser un comodín”. Se refiere a que, a pesar de las subidas de la Fed y el inicio de la reducción de su balance y del fuerte crecimiento económico, la rentabilidad del bono a diez años prácticamente plana, la del bono a 30 años más baja que la referencia anterior, y el dólar ha terminado el año en negativo.
Para el experto, parte de este comportamiento inusual puede explicarse porque la inflación todavía está teniendo problemas para avanzar, aunque aclara que la predicción de BlackRock es que la tasa subyacente supere el objetivo del 2% en EE.UU. a lo largo de este año. Otras explicaciones tienen que ver con factores estructurales, “incluyendo el incremento post crisis de los ahorros a nivel global”. En resumen, Turnill concluye: “2017 fue un año casi perfecto para los activos de riesgo”. Para 2018, en la gestora avisan de que el comportamiento será bueno, pero que los inversores “han tomado prestados los retornos del futuro”, tal y como detallaba Manuel Gutiérrez-Mellado en este artículo.