¿Y si la rentabilidad de una gestora dependiese de si sus clientes ganan o no dinero? Es la filosofía detrás de la última sicav de una gestora internacional en llegar al mercado nacional.
Aperture Investors quiere hablarle al inversor del elefante en la habitación: las comisiones que cobran los fondos dependen más de su tamaño que de la rentabilidad que ofrecen. ¿Y si la rentabilidad de una gestora dependiese de si sus clientes ganan o no dinero? El proyecto fundado y capitaneado por Peter Kraus, el que fuera presidente y consejero delegado de AllianceBernstein durante casi nueve años, quiere ser la respuesta a esa pregunta. Con esa filosofía revolucionaria desembarca en España. La firma ha registrado recientemente su sicav en la CNMV y planean ser activos en su comercialización. De hecho, quieren iniciar conversaciones en el mercado nacional en los próximos meses, según confirma a FundsPeople Evita Kallitsi, parte del equipo de clientes internacionales de la firma.
“El modelo de ingresos de Aperture Investors es único y se basa en cobrar comisiones similares a las de los ETF, que sólo se suben si los gestores han sido capaces de batir a sus respectivos benchmarks. Del mismo modo, a los gestores se les paga un salario base modesto. Únicamente pueden ganar más cuando generan un rendimiento superior al del índice”, explicábamos en un reciente artículo en FundsPeople.
Las comisiones mínimas que aplican cubren los salarios bases de los equipos de inversión, así como gastos de no compensación. Cuando la estrategia bate a su índice– “y sólo cuando lo hace”, recalcan- entonces se cobra la comisión adicional ligada al rendimiento. El equipo recibe hasta un 35% de la comisión de éxito, que es un 30% del rendimiento en exceso por encima del índice, hasta un máximo del 10,5%.
La idiosincrasia de la comisión fija
Tras 20 años en la industria de la gestión de activos, Kraus llegó a la conclusión de que “había demasiados gestores activos gestionando demasiado dinero”. Observó que los gestores activos tenían dificultad para ser conscientes de sus restricciones de capacidad, en parte por la forma en la que se les paga.
Pongamos un ejemplo de un fondo con una comisión fija del 1% en el que se invierten 100 euros. Con una rentabilidad de cero, el beneficio del fondo ese año es de 1 euro. Si ese fondo genera una rentabilidad del 10%, entonces el beneficio sería de 1,10 euros (1% de 110 euros ya que el patrimonio ha crecido). Pero, ¿y si el crecimiento ha venido por el aumento de capital invertido? Por ejemplo, si la rentabilidad del fondo ha sido 0, pero han entrado más inversores y ahora se gestionan 200 euros. La retribución por comisiones sería entonces de 2 euros. “Entonces, ¿qué incentiva más al gestor, crecer o generar rentabilidad?”, se preguntan desde Aperture.
“Son humanos y como tales responden a incentivos”, explica la gestora. En su opinión, los gestores no deberían ganar más dinero por el hecho de gestionar más patrimonio; deberían tener la obligación de generar retornos. Una comisión fija, defienden, fomenta que los gestores aumenten y mantengan sus activos bajo gestión, no que batan al mercado.