Al igual que en años anteriores, sigue creciendo la asignación a activos alternativos. En los últimos 10 años ha pasado de suponer un 6% de las carteras a un 23%, según un informe de Willis Towers Watson.
Willis Towers Watson acaba de publicar a través de Thinking Ahead Institute su informe anual sobre los mercados de pensiones a nivel global. En el mismo analizada la evolución del patrimonio que han experimentado los grandes planes de pensiones en los 22 mercados más importantes del mundo. Y el resultado es que los activos en pensiones de estos mercados experimentaron un nuevo incremento debido no solo al impulso de los mercados de valores donde invierten sino también a las nuevas entradas de dinero.
En concreto, el patrimonio en 2019 se incrementó un 15% de media hasta alcanzar los 46,73 millones de dólares, con mercados como el de México, Canadá o EEUU liderando el crecimiento.

De los 22 mercados analizados, el de EEUU sigue siendo el más voluminoso, seguido, a distancia significativa, por el Reino Unido y Japón. Juntos, estos tres mercados representan más del 77% de todos los activos de las pensiones. Y esa concentración se ve también cuando se analizan los fondos de pensiones a nivel individual ya que, al igual que sucedía en 2018, los activos de los 300 principales fondos de pensiones representan el 44% del total de los activos de pensiones mundiales.
El porcentaje de alternativos sigue al alza
En el informe de la consultora también se analiza la evolución que han tenido las carteras de los fondos de pensiones a lo largo de los últimos años. “Seguimos viendo un aumento de las asignaciones a los mercados privados y otros activos alternativos (23%, 17 puntos porcentuales más que en 1999). Los inversores siguen buscando formas innovadoras de evolucionan sus mandatos para gestionar mejor los desafíos de agencia, medición, integración y complejidad que implican los mercados”, apuntan en el informe.
Esa crecimiento en la exposición a activos alternativos contrasta con la cada vez menor exposición que se tiene con respecto a los activos tradicionales como las acciones o la renta fija. De hecho, en la última década las asignaciones a renta variable se han reducido del 61% al 45%, mientras que la asignación a los bonos se redujo ligeramente de 30% a 29%.
