Según la teoría del mercado eficiente desarrollada por Eugene Fama en la década de los 70, en un entorno en el que los precios de los activos reflejen toda la información disponible (histórica, pública, privada y privilegiada) resulta imposible batir al mercado: unos inversores no pueden obtener rentabilidades superiores a otros porque todos disponen de la misma información. Así, para los defensores de esta teoría, los inversores solo pueden aspirar a replicar las rentabilidades del mercado –base de la gestión pasiva– o, a lo sumo, a obtener rentabilidades superiores de forma ocasional y siempre a corto plazo, ya sea por pura suerte o porque han sido capaces de aprovechar cualquier ineficiencia puntual antes de que el mercado la incorpore al precio –base de las estrategias de arbitraje–.
Los argumentos que desmontan la teoría del mercado eficiente

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