Implicaciones que está teniendo en el mundo emergente el desplome del precio del barril, perspectivas de su evolución a corto plazo y análisis sobre si el conflicto entre Irán y Arabia Saudí podría cortar la espiral bajista del oro negro.
El petróleo ha entrado en una imparable espiral bajista cuyo suelo nadie es capaz de atisbar en estos momentos. En lo que va de año el precio del barril de crudo acumula una caída del orden del 10%. Y esta tendencia podría continuar. Los motivos parecen claros: sobreoferta por parte de los países productores y debilidad de la demanda ante el aterrizaje económico que están viviendo economías como la china, uno de los principales consumidores. Tanto el precio del barril de Brent –de referencia en Europa- como el de West Texas –en Estados Unidos- cotizan actualmente en mínimos de los últimos 12 años. El primero cotiza a 33,50 dólares. El segundo, a 33,20 dólares. Ambos están cada vez más cerca de los 30 dólares, un soporte que podrían perder si se cumplen los pronosticados de algunos bancos de inversión, que ya ven el precio del barril por debajo de este nivel.
Es el caso, por ejemplo, de Goldman Sachs. El banco de inversión estadounidense considera que la cotización del crudo podría caer a los 20 dólares por barril. “El mercado necesita ver precios más bajos durante el primer trimestre del año para que los productores reduzcan sus presupuestos con el objetivo de reflejar este año un barril de petróleo a 40 dólares”. Sus conclusiones se basan en las reuniones que la casa ha mantenido con productores, compañías e inversores en una conferencia celebrada durante la semana pasada en Florida (Estados Unidos). La conclusión a la que llegan desde Goldman Sachs es que los productores no están preparados para reducir la extracción a los precios actuales. “En cambio, los productores pusieron el acento en su agilidad para gastar e incrementar la producción cuando sea necesario, lo que afectó a la confianza. Los inversores se fueron preocupados porque las empresas no están siendo lo suficientemente reactivas”, afirman.
Ni siquiera la escalada de tensión entre Irán y Arabia Saudí ha servido para tensar los precios. Según Nicolas Robin, gestor de fondos de materias primas en Columbia Threadneedle Investments, la intensificación del conflicto entre ambos países no acabará con las recientes caídas del precio del petróleo. “Ahora que se han roto las relaciones diplomáticas entre los dos países, es poco probable que trabajen juntos en cualquier potencial recorte de la producción de crudo por parte de la OPEC. Además, estas tensiones alimentan los conflictos existentes en Yemen, Siria, Iraq y Libia”. En su opinión, este entorno de precios bajos supone una fuerte tensión tanto para las petroleras como para los países productores, que probablemente sigan sufriendo y tengan que enfrentarse a tensiones sociales al obligarles las caídas en los beneficios provenientes de la extracción de crudo a recortar en ayudas domésticas.
“Lo que con el tiempo situará de nuevo los precios del petróleo por encima de los 60 dólares por barril será la combinación de presiones financieras -que obligarán a reducciones de inversión de capital en las empresa y, por tanto, una reducción en su futura producción- la amenaza de inestabilidad social en los países productores, así como una mayor demanda de crudo debido a los bajos precios del petróleo”, afirma. La cuestión ahora es entender qué mercados se verán más y menos perjudicados por un barril de petróleo que cotiza a la baja. Según explican en Groupama AM, los países exportadores de materias primas siguen estando particularmente afectados. “Están directamente expuestos a la debilidad de la industria china, ya que depende mucho de la industria pesada (consumidor de materias primas) y se benefician bastante poco del relativo buen comportamiento del consumo chino”, señalan.
Charles de Quinsonas, cogestor del M&G Emerging Markets Bond, identifica a Asia como la economía ganadora de esta situación, con algunas excepciones. Los expertos coinciden en que estos países son muy abiertos y su sector exportador sigue estando afectado. Es por lo tanto la demanda interna lo que explica la mejora. La mayoría de estos países (Corea, Taiwán y Singapur principalmente) tienen excedente de ahorro y han relajado su política monetaria o fiscal (según el país). Empiezan a generar un crecimiento auto sostenido, que beneficia sobre todo al sector inmobiliario. Eso es muy coherente con la sorpresa positiva del crecimiento que ha experimentado esta área geográfica en el tercer trimestre del año. Para Groupama AM, la dicotomía entre ganadores y perdedores debería continuar.
“Esto implica que algunos países ven que su situación mejora a pesar de sus vínculos con China. Esta dicotomía distingue a los países que cuentan con los medios para utilizar la política monetaria independientemente de lo que otros están haciendo, y los que están en manos de las condiciones externas (la política monetaria de los principales bancos centrales, los precios de las materias primas ...). Visto desde otro ángulo, es mejor estar arriba de la cadena que abajo”, explican. En general, las economías emergentes no han experimentado cambios significativos en su situación económica en diciembre a pesar de una innovación: la creciente desconexión entre el ciclo de china y la de sus vecinos geográficos. El PMI compuesto emergente se recupera moderadamente, a 49,3 en diciembre frente el 49,1 de noviembre. Es de Asia Pacífico (sin China) de donde proviene la totalidad de la mejora.