Los criterios ESG en la Gestión Discrecional de Carteras

La sostenibilidad “es un criterio definido en el mandato del cliente que se tendrá siempre en cuenta en las carteras”, dice contundente la directora de Private Portfolio Management de CaixaBank AM, Paz de Sebastián. Hoy en día los clientes, en base a la normativa, ya trasladan sus preferencias de sostenibilidad.

La entidad tiene un marco de control “integrado que mide las cuestiones medioambientales, sociales y de gobernanza” a través de su equipo de riesgos donde la monitorización y la actividad de gestión son claves para construir estas carteras.

En la división de Banca Privada de BBVA se tiene disponible una gama de productos con características ESG que exige un porcentaje mínimo de sostenibilidad y equipos especializados que también vigilan que no haya greenwashing. Según explica su responsable de Carteras Gestionadas, Nieves Mateos, “es una gama joven que nació hace dos años y que sí ha despertado interés por parte de los inversores”.

Aclara que, en las carteras, la entidad sigue índices de referencia estándar, no hay uno específico de sostenibilidad, “lo que tratamos es de mantener y de ganar esa rentabilidad, aportando sostenibilidad, pero manteniendo el benchmark”.

“La clave es integrar todo, la sostenibilidad en lo que es la estrategia de inversión y los procesos, más que ajustar la cartera a un índice sostenible”, coincide Belén Sánchez, sénior Portfolio Manager de Santander AM. En su opinión esto es una “ola” y que la integración de estos conceptos en la gestión es cada vez mayor. Apunta que, a nivel de control de riesgos, “el tener fondos artículo 8, te da un factor plus, porque la gestión del riesgo es mucho más integral que algunos fondos que no lo tienen en cuenta”.

Explica que los criterios que siguen para la selección se apoyan en dos pilares. De un lado, la clasificación del reglamento SFDR y, por otro, del equipo interno de la entidad que asigna un rating ESG a los productos.

Por su parte, Juan San Pío, director Comercial de Amundi ETF, Indexing & Smart Beta para Iberia y Latam, plantea una reflexión sobre dónde poner la barrera de la rentabilidad frente a las preferencias de sostenibilidad del inversor, en alusión a que, por ejemplo, las “7 magníficas” pueden no estar en índices puros de sostenibilidad que aplican criterios exigentes y, lo cierto, es que alguna de estas compañías han aportado más de la mitad de la revalorización del S&P 500 por lo que se han podido ver diferencias de rentabilidad entre el índice ESG y su homólogo más significativas que los objetivos de tracking error prefijados. “Hemos vivido, no obstante, una situación excepcional para este caso en los últimos meses, pero en el largo plazo esta diferencia desaparece”, señala.

San Pío comenta que Amundi cuenta con una amplia gama de ETFs que replican índices de sostenibilidad, como son CTB, PAB o SRI, “que aportan un plus, pero que el inversor considera también la rentabilidad y el tracking error frente a los índices no ESG”.