En un escenario marcado aún por el liderazgo de EEUU
Las perspectivas para la próxima década de Bob Doll, vicepresidente y jefe de estrategia de renta variable de BlackRock, que será una etapa más fructífera que la anterior aunque sin llegar a los niveles de los 80 y los 90 en un contexto de liderazgo de EEUU, le llevan a decantarse por los activos de riesgo, por la bolsa estadounidense en sectores como salud, tecnología de la información y energías alternativas frente a otros mercados desarrollados y por la creciente apuesta por los emergentes como áreas donde ve oportunidades de largo plazo. Éstas son las cuatro pautas de inversión que recomienda de cara a los próximos 10 años:
1. Sobreponderación de renta variable y otros activos de riesgo frente a la deuda del Tesoro y productos monetarios. Así, aunque las acciones aún no subirán dos dígitos, los retornos de altos simples dígitos serán mayores de lo que otros activos pueden alcanzar.
2. Sobreponderación de renta variable de EEUU frente a otros mercados desarrollados. En los últimos seis meses, las acciones de EEUU han batido a otros países, una pauta que Doll cree seguirá vigente en el futuro.
3. Centrarse en oportunidades en los mercados emergentes. Además de invertir directamente en éstos, Doll anima a los inversores a considerar la exposición a través de multinacionales estadounidenses, que son innovadoras, operan bajo estándares de gobernabilidad más seguros y cuentan con una mejor orientación al accionista que otras firmas del mundo en desarrollo.
4. Seleccionar los sectores mejor posicionados. Doll cree que hay un gran potencial de largo plazo en salud, tecnología de la información y sectores energéticos en EEUU, y aconseja a los inversores que los sobreponderen en sus carteras. Finalmente, dado que la incertidumbre continuará en la próxima década, Doll anima a los inversores a centrarse en algunos de los principios básicos de inversión y cree que se necesita un renovado enfoque de selección y gestión de riesgos. “Creemos que los inversores deberían centrarse en objetivos de largo plazo, con estrategias de diversificación para maximizar el equilibrio entre rentabilidad y riesgo”, afirma.
Estas cuatro recomendaciones se derivan de sus “10 predicciones para la próxima década”, en las que ofrece sus perspectivas para la economía global y los mercados financieros mundiales de cara a los próximos 10 años:
1. Las acciones de EEUU experimentarán un incremento de la rentabilidad total de un dígito después de la peor década desde 1930. Doll cree que es razonable asumir que la normalización de las ratios de PER en el S&P 500 en los próximos 10 años conducirá a una subida del índice que se materializará en una ganancia anualizada de los precios del 6,2% y una rentabilidad por dividendo del 1,9%, resultando en un retorno anual estimado del 8,1%. La cifra supera sus anteriores estimaciones, que situaba las rentabilidades entre el 6% y el 8%.
2. Las recesiones ocurren con más frecuencia durante esta década, en lugar de sólo una vez en 10 años, como ha venido ocurriendo en los últimos 20. En los últimos 20 años, la economía ha entrado en recesión una vez cada 8 años, frente a una vez cada 3,8 años en el pasado siglo. Doll cree que en la próxima década la frecuencia estará más cerca de la media de largo plazo, teniendo en cuenta además que la recuperación global no está sincronizada debido a los problemas de deuda y apalancamiento. “Los inversores se han acostumbrado a algo anormal pues, mirando más allá, vemos que habrá una mayor frecuencia de recesiones”, afirma. Más aún cuando “los consumidores de EEUU están aún lastrados por la alta deuda, el sistema bancario tiene problemas y, como muestra la crisis de deuda soberana de Europa, el mundo está aún sujeto a problemas de desapalancamiento”.
3. La salud, la tecnología de la información y las energías alternativas liderarán el crecimiento en EEUU. La innovación en estas áreas (biotecnología e investigación en patentes en la primera; crecimiento de nuevos tipos de ordenadores y servicios de entretenimiento, avances en la velocidad y capacidad de los microprocesadores en la segunda; desarrollo de energías alternativas gracias al crecimiento de impuestos en emisiones de carbono o problemas geopolíticos en la última) actuará como catalizador para el crecimiento.
4. El dólar estadounidense continuará siendo menos dominante según avanza la década. Así, el incremento de la deuda en EEUU afectará al valor del dólar, si bien la divisa permanecerá como la moneda de reserva más importante del mundo. “El yen se ve afectado por la deflación en Japón y el euro está presionado por los problemas de deuda en Europa”, afirma Doll, convencido de que el dólar sigue siendo la divisa más líquida disponible, el mercado de deuda del Tesoro americana es el mayor del mundo y el dólar será uno de los beneficiarios de la huida hacia la calidad típica de las crisis financieras. Con todo, reconoce que los precios del oro seguirán altos, debido a que muchos han recurrido al metal precioso como moneda alternativa debido a la reciente incertidumbre.
5. Los tipos de interés subirán de forma irregular en el mundo desarrollado. “Los bajos tipos actúan ahora para estimular la demanda, pero en los próximos 10 años, esperamos una recuperación económica gradual y una transición desde las tendencias deflacionistas a las presiones inflacionistas”, asegura el experto.
6. Los intereses nacionales de cada país conducen a más comercio y más conflictos políticos. Los políticos reaccionarán a los altos niveles de desempleo con medidas proteccionistasque llevarán a conflictos comerciales, que irán en aumento, según Doll, como ya se ha visto en EEUU, con el debate sobre la inclusión de las provisiones de “Buy American” en el paquete de estímulo de 2009 y en las disputas con China sobre su política monetarias. Una tendencia que se verá también en otros países para proteger sus industrias domésticas en un ambiente de crecimiento difícil.
7. El envejecimiento y la disminución de la población producen en Europa algunos de los problemas de Japón. “Los políticos europeos han sido lentos a la hora de reaccionar a la crisis financiera, con el Banco Central subiendo tipos a mediados de 2008 según surgía la crisis y los precios de los activos empezaban a caer. Tanto Europa como Japón dependen fuertemente de las exportaciones, lo que hace a ambas más susceptibles a shocks externos y vulnerables a la revalorización de sus divisas”, afirma Doll.
8. Los consumidores de los mercados emergentes sostendrán el crecimiento global. Aunque en las próximas décadas EEUU seguirá siendo el líder global en términos de poder económico, su puesto será disputado por los mercados emergentes. Según un análisis de PricewaterhouseCoopers, en 2050, las siete mayors economías emergentes (China, India, Brasil, Rusia, Mexico, Indonesia y Turquía) serán el 50% mayores que el actual G7 (EEUU, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá), lo que sugiere que China superará a EEUU como primera economía en 2025 y India lo hará en 2050.
9. La ponderación de los mercados emergentes en los índices globales se incrementará de forma significativa. Así, en los últimos 20 años, el porcentaje en el índice MSCI All Country World ha subido en 10 puntos, del 2% al 12% y seguirá subiendo.
10. Continuará el ascenso económico y político de China.