Los gestores tienen que involucrarse más con el proceso operativo

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Funds People

Esto es así, entre otras cosas, por las exigencias de información que conllevan determinadas estrategias que ellos deciden: aunque una cartera contenga activos sencillos, como divisas y renta variable, dependiendo de los objetivos que se persiguen con ellos se tiene que informar al regulador de una forma u otra y hacer los cálculos del riesgo de una determinada manera.

Expertos de diferentes ámbitos han debatido sobre estos temas en un desayuno organizado por Funds People y patrocinado por SimCorp. Asunción Martínez, chief operating office de Inversis Gestión, cree que debido a esa necesidad de reportar a la CNMV los gestores tienen que implicarse más con los departamentos operativos y no olvidarse de lo que hay detrás de la gestión de un fondo: “Ellos son la fuente de información, los que tienen que explicar las estrategias que están haciendo. Muchas veces se encuentra un poco más de dificultad en conseguir que los gestores se involucren con el proceso de administración”.

Contar con los gestores y asegurarse de que informen adecuadamente es fundamental porque si no se hace correctamente el regulador puede interpretar que se están saltando los límites de riesgo, de compromiso, según advierte esta experta. De la misma opinión es Ramón Peña, director general de Liberbank Gestión: “Es importante que los gestores tengan en consideración que están en una gestora; que no es lo mismo gestionar una cartera propia de un banco o la cartera de un cliente, que gestionar un fondo de inversión”.

Una sola versión de la verdad

François Thaury, senior sales and account manager de SimCorp, comparte la opinión, y asegura que bastante a menudo se produce un gap de comunicación entre las funciones de gestión de fondos y los departamentos operativos, no solo en relación a las estrategias de inversión sino en muchos otros aspectos: “Muchas firmas todavía mantienen una separación estricta de responsabilidades entre los departamentos de inversión y los operativos, con más o menos claramente definidos procedimientos de traspaso de responsabilidades. Pero estos procedimientos muchas veces no se acompañan de una integración sin fisuras entre los sistemas de inversión (trading, por ejemplo), y los operativos (como registro)”.

Este experto advierte que esta situación trae como consecuencia la falta de “una única versión de la verdad trasversal en toda la empresa en detrimento de la rentabilidad de la inversión, la gestión del riesgo y el compliance regulatorio”. Explica que cuando los clientes hacen la transición desde arquitecturas silo o best of breed hacia arquitecturas con un IBOR (Investment Book of Record) integrado como núcleo, se aprecia una transformación de la cultura de la comunicación en toda la empresa. “De repente, todos los departamentos comparten la misma versión de la verdad y pueden comunicar eficientemente todos los aspectos de la cadena de valor de las inversiones. Esto no solo se traduce en una mejor comunicación de los requerimientos de reporting regulatorios, sino que también reduce las fluctuaciones de personal, incrementa el rendimiento de las inversiones y mejora la resiliencia frente al incremento de la volatilidad del mercado”.

Cambios en las políticas de control de riesgo

Otro de los temas que más interés despertó entre los intervinientes en el debate fue el de la evolución en las políticas de control de riesgos que se han producido en los últimos años, modificaciones que hacen que hoy sea más complicado que hace unos años crear una gestora.

Ramón Peña explica que la CNMV exige garantizar la equidad entre los partícipes y la trazabilidad en la operativa de compras y ventas. “A partir de la Circular 6/2009 de la CNMV sobre Control Interno de Sociedades Gestoras tienes que tener mecanismos verificables y no manipulables para determinar exactamente que si un gestor decide una operación tiene que ejecutarla según lo ha decidido”.

Cuenta, por ejemplo, que ahora una gestora tiene que tener un aplicativo de front que soporte todo el proceso de decisión, desde que el gestor decide hasta que se ejecuta en mercado, que deje constancia de que se han seguido unos pasos y de que se han ejecutado según se han decidido, “lo que implica que para montar una gestora tienes que contar con unos sistemas de grabación de órdenes, de trazabilidad de la operativa, que antes no exigían”.

La gestión de la información de los partícipes se complica

Esto en lo que se refiere a los activos, pero no es lo único que se complica, también lo hace la gestión de la base de datos de los partícipes debido a la aprobación de regulaciones como la normativa CRS, que facilita el intercambio de la información tributaria entre los países de la OCDE, o la FATCA, herramienta para luchar contra el fraude fiscal y la evasión de impuestos, que obliga a facilitar información tributaria de los clientes. “Eso al final son obligaciones tributarias, y como no se informe de manera correcta podría acarrear una sanción”.

Además de informar sobre los clientes al regulador, este exige que se proporcione a los partícipes determinada información sobre los fondos. Asunción Martínez comenta sobre este asunto que esas exigencias requieren tener conocimiento actualizado de los fondos subyacentes, por ejemplo apalancamiento y gastos. Estos datos han de ser actualizados periódicamente porque, de lo contrario, alguno de los indicadores de los que se informa a los partícipes va a ser erróneo. El conocimiento y la necesidad de actualización permanente de este tipo de datos añaden más complejidad al proceso de administración.

François Thaury considera que cualquier empresa alcanzará una calidad de reporte cercana al 100% si aborda tres áreas principales: la automatización de los procesos de reporte diarios, la validación de los datos conforme a los requisitos del regulador, y la recopilación de todas las fuentes de información relevantes para el reporting y el mantenimiento de una visión global y consistente entre todos los procesos de negocio.