Las prestaciones de los planes de pensiones individuales en los últimos años han tomado una velocidad de crucero de 2.700 millones de euros anuales, una cifra que dificílmente se sostiene con las nuevas aportaciones.
Los planes de pensiones del sistema individual terminaron el primer semestre de 2018 con aportaciones brutas de 1.222 millones de euros y prestaciones brutas de 1.380 millones. Esto deja un saldo negativo de salidas netas de 158 millones de euros en los seis primeros meses de 2018 en los planes de pensiones del sistema individual, según cifras de Inverco. Si echamos un vistazo al mismo periodo de 2017, nos encontramos con cifras similares, unas aportaciones brutas de 1.166 millones y unas prestaciones brutas de 1.365 millones. Un balance total de salidas netas por valor de 198 millones de euros. Con estas cifras, para no terminar el año con salidas de dinero, el negocio se encomienda de nuevo a la estacionalidad que acelera las entradas de dinero en el último trimestre al calor de las campañas comerciales de las entidades.
Nuevo escenario
La Ley 8/1987 dio el pistoletazo de salida a los planes y fondos de pensiones en España que durante toda la década de los noventa y hasta 2008 vivieron una época de acumulación de capital con unos partícipes que realizaban aportaciones al producto de cara a su futura jubilación. Durante esos años el flujo neto de dinero al producto (diferencia entre aportaciones y prestaciones) se estabilizó entre los 3.000 y 4.000 millones de euros anuales. ¿El principal motivo? El poco volumen de prestaciones que difícilmente pasaba de los mil millones de euros anuales.
Pero 20 años después muchos de esos partícipes que comenzaron a ahorrar han llegado a sus 65 años y con esa edad el momento de recibir sus prestaciones. Esto supuso un cambio de tendencia a partir de 2008. Así, en los diez últimos años el ritmo de prestaciones se estabilizó en torno a los 2.500 millones de euros anuales. Al tiempo que las aportaciones oscilaban entre los 3.000 y 4.000 millones de euros anuales. Este aumento del ritmo de rescates ha llevado a que el flujo de dinero neto que reciben los planes de pensiones individuales cayera de los 3.000-4.000 millones de euros al entorno de los mil millones.
El sector se enfrenta así a un difícil reto, con un flujo de rescates que parece difícil que se reduzca y sin haber conseguido un aumento en el ritmo de aportaciones. Hasta el momento no se ha visto un año con saldo negativo, pero sí una congelación de los activos en los fondos de pensiones individuales que difícilmente logran ritmos de crecimiento anual superiores al 5%.