Primero fue Esma, la asociación europea de supervisores de los mercados financieros, que puso a consulta un documento en el que trataba los riesgos y el tratamiento que debían tener los ETF y los fondos estructurados. Según publica Expansión, en el mismo se dejaba abierta la puerta a hacer una división entre productos complejos y no complejos. En esta segunda categoría, se podrían incluir los fondos estructurados y algunos ETF con mecanismos más complejos. La pasada semana, la Comisión Europea hizo público el texto de MiFID II, directiva en la que se recogen las prácticas a realizar en los mercados financieros. En el mismo se reconoce que los UCITS estructurados se han convertido en productos más complejos y deberían tratarse como tales, lo que debería llevar a diferenciar entre productos complejos y no complejos, lo que coincide con la tesis de Esma.
Los proveedores de fondos cotizados defienden la transparencia del producto

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