El interés por adquirir la entidad es muy reducido dado que existen muchos riesgos por asumir y la única contraprestación son los créditos fiscales.
El análisis del balance de una entidad para proceder a su compra o quedarse sólo en el intento siempre genera sorpresas. Y el estudio de los interiores de CatalunyaBanc no está siendo una excepción. Al menos cinco entidades españolas (Santander, BBVA, Banco Popular, Banco Sabadell y KutxaBank) están analizando sus números para decidir si, a partir del próximo día 28, presentan una oferta para quedarse con la entidad.
La principal sorpresa que han encontrado es que cuenta con créditos a promotores mal clasificados por importe de 3.000 millones de euros, que de haberlo estado correctamente hubieran sido traspasados a la Sareb y que, sin embargo, ahora siguen en el balance de la entidad por lo que tendrá que hacerse cargo de ellos y de sus riesgos la entidad que la adquiera. Además, como ya se esperaba, cuenta con un volumen de hipotecas y de créditos a pymes con riesgos que los potenciales compradores no consideran que estén suficientemente cubiertos. Sanear todas estas partidas supondrían varios miles de millones que las entidades ven difícil asumir, aseguran a Funds People fuentes conocedoras de las cifras.
Por el momento, no hay mucho interés por seguir adelante en la subasta (a partir del día 28 de febrero habrá un plazo de unas pocas semanas para realizar las ofertas vinculantes si es que hubiera alguna no vinculante en esta primera fase). Para compensar estas cifras, el adquirente contaría un crédito fiscal que ya se le ha reconocido a la entidad de 1.600 millones y que se podrá ahorrar en pagar impuestos de los beneficios futuros del grupo. Al ser una cifra elevada y la factura fiscal sólo suponer el 30% de las ganancias tendría que ser una entidad muy grande, como Santander y BBVA, la que adquiriera el banco catalán, ya que sólo con una gran cifra de resultados podría compensar esa cifra en unos pocos años.
La ventaja fiscal podría elevarse hasta unos 4.300 millones si se confirman las pérdidas de entre 8.000 y 9.000 millones que la entidad habría sufrido en 2012 y que todavía el FROB (propietario de la entidad) no ha hecho públicas pero que sí ha comunicado a los ofertantes. Dado que el impuesto sobre sociedades se eleva al 30%, el crédito fiscal correspondiente a esas cifras sería de entre 2.400 y 2.700 millones, que sumados a los 1.600 millones supondría hasta 4.300 millones.
1.000 millones precio mínimo de compra
Las entidades presentes en la operación se quejan de que el FROB asegura que la entidad está totalmente saneada tras haber traspasado sus riesgos al banco malo y que, por tanto, no habrá ningún sistema de protección de activos tóxicos (EPA) como lo ha habido en las operaciones anteriores y que, además, deberán pagar un mínimo de 1.000 millones para quedarse con ella.
Ante ello y la dificultad de hacer valer el único beneficio que tendría la operación (los activos fiscales), los posibles ofertantes se quedan apenas en Santander y BBVA. Y entre ellos, tendría más interés teórico Santander dado que BBVA tiene una mayor posición en Cataluña tras haber adquirido Unnim.