El crecimiento global permanece anémico y heterogéneo. Por un lado, la eurozona coquetea con la recesión y el crecimiento del PIB de Japón se contrae de forma aguda. Por el otro, la economía china parece estabilizarse mientras Estados Unidos está mostrando sorpresas macroeconómicas positivas. Según explican desde Amundi, “los bancos centrales del G-4 han llevado la relajación monetaria a un nuevo nivel. Como resultado, los riesgos extremos financieros y macroeconómicos se han limitado, si bien el efecto marginal de las acciones más acomodaticias parece decrecer”.
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