La hoja de ruta para 2023 seguirá muy marcada por la actuación de los bancos centrales para controlar la escalada de los precios. El último dato de inflación en Estados Unidos fue del 6,4% en enero, el más bajo desde octubre de 2021, aunque solo cedió una décima. Y la inflación subyacente, que excluye la comida y la energía, cedió hasta el 5,6%. Ambas tasas muestran que no será fácil volver hasta el objetivo del 2% en que la Reserva Federal sitúa la estabilidad de precios. Tampoco en Europa, donde la inflación subyacente alcanzó un nuevo récord histórico en febrero, al situarse en el 5,6% de media en la eurozona.
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