El responsable de DWS para Iberia reconoce en una entrevista con FundsPeople que “aunque aún estamos en el ojo del huracán y no sabemos si el mercado ha tocado suelo”, la solución no estaría en vender sino en ser valientes reposicionando las carteras en activos que ofrezcan un riesgo más controlado.
La fotografía que dibuja Mariano Arenillas invita a los inversores a la prudencia, pero sobre todo a realizar una asignación de activos quizás más meditada y razonada que nunca. “Nos encontramos en el ojo del huracán. Es una situación de tranquilidad. Estamos solventando la crisis sanitaria, pero la económica se está fraguando. Vamos a ver resultados trimestrales que, sin el efecto balsámico que han supuesto los meses de enero y febrero, serán muy negativos. Probablemente algunas compañías se encontrarán con problemas para financiarse. En la segunda mitad del año se espera que se incremente el volumen de nuevas emisiones de crédito y algunas empresas tendrán problemas para encontrar capital. No todas podrán sobrevivir. Para las que presentaban debilidades preexistentes, la crisis del COVID-19 las dejará fuera de juego”, augura el responsable de DWS para Iberia.
En una entrevista con FundsPeople, Arenillas reconoce que, actualmente, existen muchas incertidumbre que harían aconsejable extremar la cautela. Por ejemplo, en la gestora alemana estiman que el PIB global caiga entre un 3% y un 3,5% este año, pero sin considerar posibles rebrotes de la pandemia. “La mayoría de los países saldrán de la situación de confinamiento en la primera mitad de año, lo que nos permite atisbar una cierta recuperación de la actividad económica en el segundo semestre. Lo esperable es que esa reactivación del crecimiento que se producirá en la segunda mitad de 2020 se consolide en 2021 y 2022. Sin embargo, todo esto estaría condicionado a que no se produzca una nueva escalada de contagios a medida que las restricciones y políticas de confinamiento se vayan levantando. Sin vacuna el virus no está controlado”.
El experto considera que nos encontramos en fase de analizar los efectos que la crisis sanitaria va a dejar en la economía. “Aún es demasiado pronto. La recuperación no va a ser tan rápida como la caída porque las medidas de distanciamiento social obligan a que la recuperación sea paulatina. Sin vacuna no estás protegido del riesgo de un rebrote de los contagios y de una recaída de la actividad. Puedes tener factores estacionales que te ayuden, pero hasta que no dispongamos de la vacuna el virus supondrá una amenaza a contemplar”, explica. Ese nivel de incertidumbre y condicionalidad que todavía existe en torno al control de la enfermedad también le lleva a pensar que tampoco hay elementos suficientes como para poder asegurar que el pasado mes de marzo hayamos visto el suelo de los mercados.
“Los bancos centrales han logrado estabilizar los mercados. Eso ya se ha conseguido con programas de compras de activos que nunca se habían aplicado. En el caso de la Fed llegan incluso a segmentos como el high yield y los bonos municipales. Lo importante es que las autoridades monetarias han inyectado la suficiente confianza como para asegurar que los mercados seguirán funcionando con normalidad. De aquí a 12 meses consideramos que la renta variable debería estar más alta y los spreads de renta fija más comprimidos. Hay que mantener ciertos niveles de riesgo, pero al mismo tiempo tratando de proteger. La cartera que se le proporcione al cliente debe brindar la oportunidad de que, si los mercados se tuercen, el riesgo esté diversificado. Y esto se puede hacer dado que, dentro de cada clase de activo, existen soluciones conservadoras”.
El marcharse de los mercados es una opción pero, para el responsable de DWS para Iberia, una mala opción. “Se ha producido un cisne negro no contemplado por ningún modelo. Es una lección en cuanto a cómo tener carteras más resistentes en caso de eventos extremos de mercado. El inversor ha aprendido qué puede ocurrir con su cartera tradicional en momentos de fuerte estrés. Los presupuestos de riesgo se han excedido, si bien eso no significa que haya que vender. Los inversores que durante las turbulencias capitularon tienen la opción de tratar de recuperarse de las caídas asumiendo algo de riesgo, pero con un corte diferente. Si estabas en high yield y te fuiste puedes volver a reinvertir en investment grade, donde ahora las tires son más atractivas. Del mismo modo, en renta variable puedes enfocar tu cartera hacia compañías donde la visibilidad de los ingresos es mayor”, señala.
En su opinión, una vez hechos los primeros análisis sobre las consecuencias de la crisis, debería producirse un cierto reequilibrio en las carteras. De acuerdo con Arenillas, la clave estaría en ser muy claro y directo con el inversor, decirle abiertamente cuáles son las pérdidas que acumula y explicarle que para recuperarse de ellas hay que permanecer invertido. “En esa reevaluación de la cartera el inversor debería estar dispuesto a asumir riesgo, pero de una manera más controlada. Dentro de cada sector existen compañías más cíclicas y más defensivas”, recuerda. Es una recomendación también válida para aquellos inversores que aguantaron la volatilidad y no vendieron, que en esta ocasión fueron la mayoría. Para el experto, el hecho de que el grueso de sus clientes hayan permanecido invertidos responde a una conjunción de factores.
“Todo se ha producido de una manera muy rápida, aunque no se debe exclusivamente a la velocidad de la caída. Es cierto que ha sido difícil reaccionar cuando se producían caídas diarias de mercado del 7%, pero a mi juicio hay más factores. En esta ocasión la crisis es más intuitiva y directa que la de 2008. Sus causas son fáciles de comprender. La mayoría considera que es una situación temporal que será seguida de una cierta recuperación, que podría ser en V empinada o V más abierta, pero recuperación en todo caso. En el mundo de las inversiones esta crisis tendrá un gran impacto. Hemos visto cómo un evento en la naturaleza puede paralizar la economía de todo el planeta. No tengo ninguna duda de que la ESG saldrá reforzada de esta crisis, sobre todo aquellos temas relacionados con el medio ambiente”, augura.
Arenillas se muestra convencido de que existirá una mayor concienciación social sobre cómo funcionamos, las emisiones que generamos, los riesgos que estamos asumiendo… “La inversión limpia se verá impulsada. Ésta era ya una tendencia en marcha que se verá acelerada. Los inversores van a solicitar más garantías en cuanto a cómo te estás comportando tú como compañía con el medio ambiente”. Será uno de los efectos positivos de esta crisis, si se puede extraer alguno.
También el hecho de que las empresas vayan a tener que elaborar protocolos de actuación para afrontar situaciones similares. En lo que respecta a la industria de gestión de activos, lo que más le ha sorprendido al responsable de DWS para Iberia ha sido la capacidad que ha tenido el sector de poder continuar la actividad de manera remota, desde casa. Y todo gracias a la tecnología. “Los sistemas han aguantado y la industria ha podido continuar funcionando en un entorno de paralización de la actividad. Estamos yendo a un mundo más digital y, debido al COVID-19, lo hemos llevado al 100%. La necesidad siempre genera este tipo de situaciones. Cambiará la forma de trabajar y se abrirán debates sobre el trabajo en remoto”. Ésta también podría ser otra de las consecuencias que nos podría dejar la pandemia.