Con motivo del 20 aniversario del producto, McLennan ha estado de visita en Madrid junto con Robert Hackney, director ejecutivo de First Eagle, para explicar su visión de los mercados y la mejor manera que él ve para afrontarlos.
Se cumplen 20 años desde el lanzamiento del First Eagle Amundi International Fund, una de las estrategias más conocidas del mercado español. Se trata de un fondo mixto con la calificación Blockbuster Funds People en el que Matthew McLennan, gestor de la estrategia y responsable del equipo global value de First Eagle, dispone de la libertad necesaria para poder moverse por los mercados de manera flexible en busca de las mejores oportunidades de inversión para alcanzar el que es su objetivo prioritario: generar valor a largo plazo y, sobre todo, preservar el capital, su gran obsesión. “En el actual entorno de bajos retornos, el gran reto es cómo conseguir generar rentabilidad sin perder el capital. Y eso, actualmente, solo se puede lograr a través de la inversión en el mercado de renta variable, eligiendo aquellas compañías que cotizan con un importante descuento. El precio al que compras es clave para la rentabilidad de una inversión a largo plazo”, afirma McLennan en una presentación celebrada con periodistas.
Con motivo del 20 aniversario del producto, McLennan ha estado de visita en Madrid junto con Robert Hackney, director ejecutivo de First Eagle Investment Managers, para explicar cuál es su visión actual de los mercados y la manera que él cree más conveniente para afrontarlos. En su opinión, lo primero que debe hacer todo inversor es reconocer que resulta imposible predecir el comportamiento de los mercados a corto plazo. “Nadie tiene una bola de cristal y reconocer con humildad que esto es así permite a un gestor olvidarse de tratar de averiguar tendencias de corto plazo y centrarse en el análisis de las valoraciones y los modelos de negocio de las compañías. Intentar predecir los mercados no tiene sentido. A menudo se producen ciertos episodios con los que nadie contaba. Algunos los puedes llegar a prever, pero otros es imposible. Los gestores activos deben centrar su tiempo en la mitigación de riesgos y en la preservación del capital”, afirma el experto.
Su estrategia pivota sobre tres ejes fundamentales: comprar compañías que ofrezcan un importante margen de seguridad con un horizonte de inversión de entre cinco y diez años, construir una cartera muy diversificada con una baja rotación, y disponer de una estrategia lo suficientemente flexible que le permita proteger la cartera haciendo uso de la liquidez o invirtiendo en materias primas que, como el oro, ejercen de cobertura en caso de crisis de mercado. “Comprar puts no es la mejor manera de proteger la cartera en el entorno actual. Estar en liquidez parece que tampoco, dado el actual entorno de represión financiera. Pero hay soluciones. El oro, por ejemplo, es una cobertura que funciona muy bien en drawdowns del mercado. Ese es el motivo por el que tenemos algo más de un 6% en un ETC sobre el oro. En el caso de la liquidez, las posiciones no necesariamente tienen que estar en dólares. Existen bonos soberanos de países con buenos fundamentales que ofrecen una tir atractiva, como México o Singapur”. La exposición de la cartera a deuda pública de corto plazo es hoy del 15%.
Pero el grueso de la inversión, el que ocupa dos tercios de la cartera, lo representa la inversión en renta variable. La estrategia se basa en comprar el negocio correcto al precio correcto, que detectan cuando aprecian una asimetría entre el precio de la acción y la percepción sobre el valor. Ese es el gap que les da el margen de seguridad. “La mayoría de los valores que tenemos en cartera se caracterizan por ser empresas con una posición dominante en su sector. Muchas de ellas cuentan con importantes niveles de caja en sus balances y con activos intangibles que les permiten tener una clara ventaja competitiva. Tratamos de evitar las empresas caras, muy apalancadas y con equipos directivos poco fiables. En estos momentos también estamos fuera de sectores que han sido objetivo de los inversores growth, como el de sanidad, que cotiza caro, o de inversores value, como el financiero, un sector que afronta importantes desafíos. Esto nos permite tener una cartera más resistente, construida para aguantar mejor en periodos de volatilidad”.
Sin embargo, la selección se hace valor por valor, sin tener en cuenta criterios sectoriales o geográficos. “Hacer esta distinción geográfica no tiene sentido. Algunas compañías están listadas en los mercados emergentes y desarrollan su negocio en los países desarrollados”, afirma Hackney. Otro de los factores que muestran la flexibilidad del fondo es la cobertura que hacen de las divisas. Cuando compran un valor que cotiza en un país con una divisa sobre la que tienen una visión negativa, cubren la posición. En caso contrario, tratan de aprovechar su potencial de apreciación. “No cubrimos la divisa cuando el mercado nos compensa por asumir ese riesgo”, afirma McLennan. Pero, más allá de las estrategias individuales que aparecen en la cartera, lo importante es el conjunto y lo que –según Amundi- esta representa: una solución core de crecimiento de capital a largo plazo. Robert Hackney lo define de otra manera: “es un fondo que nos permite dormir bien por las noches”.