El responsable de crédito corporativo de la Boutique Fixed Income de Vontobel AM y cogestor del fondo Vontobel Euro Corporate Bond defiende que el momento cíclico y estructural favorece a Europa. Frente a un EE. UU. que pierde tracción, el Viejo Continente se beneficia del respaldo fiscal, un entorno monetario más flexible y unos fundamentales de crédito robustos.
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El Viejo Continente se encuentra ante una oportunidad estructural para recortar el diferencial de crecimiento con respecto a EE. UU. A corto plazo, Mondher Bettaieb, responsable de crédito corporativo de la Boutique Fixed Income de Vontobel Asset Management y cogestor del fondo Vontobel Euro Corporate Bond,reconoce cierta desaceleración. Esta está ligada al endurecimiento de las condiciones comerciales y al efecto retardado del recorte de los tipos de referencia. Sin embargo, proyecta una reactivación progresiva a partir de 2026, impulsada por el mayor programa de estímulo fiscal en décadas. “El excepcionalismo estadounidense ha terminado. Ahora es el turno de Europa”, enfatiza Bettaieb.
Destaca el paquete de 1,5 billones de euros anunciado por el canciller designado Friedrich Merz, bautizado ya como Whatever it takes 2.0. Este contempla inversiones en defensa e infraestructuras, así como la relajación de la regla del freno de deuda en Alemania. A este plan se suma el compromiso de la Comisión Europea de avanzar hacia emisiones conjuntas. “Si llegamos a un punto donde haya bonos comunes europeos para defensa, las primas de riesgo entre países (EE.UU. y Alemania) tenderán a converger”, afirma.
En este sentido, el gestor anticipa que, tras una desaceleración moderada en 2025 (con un crecimiento cercano al 0,8 %), Europa podría acelerar hacia tasas del 1,4-1,5 % entre 2026 y 2030. “El paquete fiscal será una red de seguridad frente a los riesgos arancelarios. También será un estímulo de largo alcance, ya que son dos elementos diferentes que cumple el paquete”, explica. En cambio, el crecimiento estadounidense muestra señales de agotamiento, con previsiones a la baja y un sesgo más defensivo en la Reserva Federal.
Entorno propicio para el crédito: carry, fundamentales y técnico
Desde el punto de vista de inversión, Bettaieb defiende que el crédito corporativo en euros se perfila como uno de los activos con mejor binomio rentabilidad-riesgo para el actual contexto de moderación cíclica. En primer lugar, por el atractivo del carry.
Pero también los flujos confirman el apetito del mercado. “Solo en una semana de marzo se colocaron 17.000 millones de euros en crédito corporativo europeo, con libros de órdenes tres veces sobresuscritos”, señala. Este respaldo técnico, sumado a una política monetaria aún en fase de recorte, actúa como red de seguridad ante episodios de volatilidad o repuntes de prima de riesgo.
En cuanto a los fundamentales, Bettaieb enfatiza que “la calidad crediticia sigue siendo excelente”. Las empresas mantienen ratios de apalancamiento prudentes, márgenes sostenibles y acceso fluido a la financiación. A esto se añade una tasa esperada de impago muy baja en Europa, del 2,5 %, frente al 3 % previsto para EE. UU.
Selectividad activa, enfoque en BBB y oportunidades en subordinados
Más del 50 % de la cartera del fondo Vontobel Euro Corporate Bond, con Rating FundsPeople, está invertida en crédito con calificación BBB (52,9 %). Esto permite capturar un mayor nivel de rentabilidad sin comprometer la calidad. “Hay BBB sólidos que ofrecen diferenciales atractivos con riesgo controlado. Seguimos viendo mucho valor en ese espacio”, indica Bettaieb.
El fondo también incorpora deuda subordinada, híbridos y bonos AT1, con un enfoque disciplinado. “Los spreads de estos instrumentos pueden ampliarse más en fases de tensión. Pero si el crecimiento mejora por el impulso fiscal, los bancos europeos serán claros beneficiarios”, subraya el gestor. Añade que el fondo se sitúa en 4,95 años de duración, frente a los 4,39 del índice de referencia. Esta sobreexposición es deliberada y responde a un doble objetivo: capturar duración en un entorno de tipos a la baja y protegerse ante posibles episodios de volatilidad en los spreads. “Si los diferenciales se amplían 20 puntos, pero el Bund cae 30, el efecto neto sigue siendo positivo. En ese contexto, usamos el Bund como cobertura”, explica.
Desde el punto de vista sectorial, el equipo ha reducido su exposición a sectores cíclicos. No solo porque el diferencial ya no compensa adecuadamente el riesgo adicional, sino también porque la oferta primaria de crédito en esos sectores es limitada. En su lugar, se ha reforzado el peso en sectores defensivos como banca (26%), utilities (9,3%) y telecomunicaciones (6,4%).
Riesgos presentes, pero bajo control
Aunque reconoce que persisten elementos de incertidumbre, desde las implicaciones de una posible reelección de Donald Trump hasta la evolución de los aranceles y la inflación importada, Bettaieb considera que los factores de soporte superan claramente los riesgos. La expectativa de tipos más bajos, la fortaleza del crédito y el respaldo técnico permiten construir carteras defensivas pero con rentabilidad potencial.
Incluso en segmentos más volátiles, como los bonos subordinados o los AT1, el gestor ve oportunidades tácticas: “Si los spreads se amplían por episodios puntuales de volatilidad, serán una oportunidad de entrada. Los bancos europeos se verán beneficiados por el crecimiento inducido por el estímulo fiscal”, asegura.