Los mercados de renta variable no levantan cabeza. El arranque de año está siendo muy complicado, con fuertes caídas que superan el 10% tanto en el caso de EE.UU como de las bolsas europeas. Con el descenso de más del 3% registrado el miércoles, el descalabro anual del EuroStoxx 50 asciende ya al 12%, mientras que el S&P 500 acumula un retroceso del 9%. Los mercados se tensionan y el índice de volatilidad VIX sube hasta los 28,3 puntos (lejos todavía de los 40 que alcanzó en el lunes negro de agosto). El bund y el oro vuelven a ejercer su papel de activo refugio. La tir del primero ha caído al 0,4%, en tanto que la revalorización anual del metal alcanza el 3,5%. "No hay duda de que lo que está afectando a los mercados es una combinación de China y el petróleo", asegura Jeremy Leung, gestor de renta variable europea de UBS AM. Tanto el desplome del precio del crudo como la depreciación del yuan son fenómenos positivos para el crecimiento global, si bien a corto plazo estas oscilaciones están ocasionando volatilidad. Al no estar produciéndose de manera gradual, están derivando en un alza generalizada de la aversión al riesgo. Esta mayor inquietud no solo está afectando a la renta variable. También a otros activos de riesgo, como el high yield o la deuda emergente.
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