2022, el cumplimiento de nuestras previsiones

Nicolas Walewski_perfil
Firma: cedida (Alken Asset Management).

TRIBUNA de Nicolas Walewski, fund manager, Alken. Comentario patrocinado por Alken Asset Management.

A medida que comenzamos el nuevo año, el entorno macroeconómico está evolucionando rápidamente con una actividad económica sostenida bajo presiones inflacionistas persistentes, que han provocado un cambio en la retórica de algunos bancos centrales, sugiriendo subidas de tipos antes de lo que esperaba el consenso.

Las presiones de precios han sido impulsadas principalmente por la fortaleza en los datos de consumo, como resultado de la demanda acumulada y el nivel alto de ahorro, los cuellos de botella en las cadenas de suministro causadas por las restricciones de COVID y el crecimiento de los salarios debido a un mercado laboral ajustado. Además, la transición hacia una economía baja en carbono está impulsando inversiones importantes en diversos sectores. Si bien algunas de estas tendencias se desacelerarán con el tiempo, otras son de naturaleza estructural y resultarán en unos niveles de inflación más altos en un futuro cercano.

Creemos que el entorno actual favorece la inversión en valores cíclicos a pesar de la posible volatilidad a corto plazo que se pueda producir en estos sectores debido a los movimientos recientes de los mercados. Mantenemos un enfoque más selectivo hacia los segmentos de crecimiento cotizando a múltiplos muy elevados, que han tenido una rentabilidad superior durante la última década respaldados por políticas monetarias más favorables y que siguen desconectados de las expectativas de subidas de tipos.

Desde hace más de una década el mercado se ha posicionado en valores de crecimiento, de tal manera que se ha creado un círculo vicioso en el cual a medida que el mercado subía y la deuda ofrecía menos potencial, el inversor global aumentaba su posicionamiento en valores de calidad con alta rentabilidad por dividendo, compañías que crecían en ventas, ignorando las valoraciones cada vez más ajustadas. Aparte, el auge de la gestión pasiva que invertía en valores que suponían cada vez más porcentaje en los índices, no hacía más que incrementar el tamaño de la bola de nieve que pensamos ha empezado a deshacerse.

Estos movimientos de flujos hacia valores de crecimiento, ocurrían no solo en compañías de alta capitalización, por el contrario, los valores de pequeña capitalización que crecían al paso de un acceso barato a la financiación, también experimentaron una entrada masiva de flujos de inversión. Llega un momento en el que la complacencia comienza a tocar techo. Las valoraciones no importan, el dinero llama al dinero y los grandes fondos empiezan a tener posiciones importantes de las que luego deshacerse no será fácil. A todos nos puede sonar esta situación de exceso y complacencia, en la que todo vale y todo el mundo parece ganar. El pasado nos ha enseñado que los excesos se corrigen y que las reversiones a la media suelen ocurrir antes o después.

Nuestra tesis de inversión pasa por la selección de valores teniendo en cuenta que la cartera tendrá que protegerse frente a esta escalada de precios. De ahí nuestra actual sobreponderación a materias primas, que implementamos el año pasado, que ya ha empezado a  funcionar gracias a que los precios de la energía y los metales se han mantenido firmes gracias a una demanda sólida y una oferta limitada. Esperamos que los desequilibrios actuales persistan dado un nivel moderado de inversión. Sin embargo, los precios de las acciones aún no han reflejado por completo los fundamentales estructurales de la industria, lo que brinda oportunidades de inversión muy atractivas.

La situación de la pandemia parece estar estabilizándose con la propagación de la nueva cepa del virus alcanzando su punto máximo, lo que debería beneficiar a negocios sensibles a la reapertura. La disminución del número de hospitalizaciones y las tasas de inmunización más altas deberían brindar apoyo para un regreso sostenido a un entorno normalizado.

Desde el diferencial entre el valor y el crecimiento, pasando por el diferencial entre el precio de las materias primas frente a la cotización de las compañías que invierten en dichas materias primas, los movimientos de estos valores en ciclos anteriores y el momento del ciclo actual en el que nos encontramos, a nuestro juicio el escenario central está claro.

Es el momento para saber elegir los ganadores frente a los perdedores, entender la extensión de la complacencia, los límites de los flujos de mercado como recurso de éxito. En este entorno para nosotros es vital entender los movimientos de mercado para saber dónde están las oportunidades, centrarnos en compañías que vayan a mejorar su rentabilidad sobre capital empleado, y que el precio no refleje todavía estas mejoras. Valor, valor y valor, sin desdeñar oportunidades interesantes que todavía existen en valores de crecimiento.

La rentabilidad de nuestras carteras es reflejo de nuestro posicionamiento que tras generar resultados sólidos en 2021 ha comenzado fuerte este año. Si bien nuestra visión ha comenzado a producirse, fortaleciendo nuestra convicción en el posicionamiento de los fondos, estoy convencido que esto no ha hecho más que empezar.