Análisis sobre el terreno de Egipto como destino de inversión

Malek
Foto cedida

Durante nuestra última visita a El Cairo tuvimos la oportunidad de reunimos con diferentes funcionarios del Gobierno egipcio y del banco central, líderes de partidos políticos y representantes del mundo empresarial. Estos encuentros nos permitieron conocer sus opiniones y expectativas para el futuro, a corto y medio plazo, sobre la política económica, el préstamo del FMI, la redacción de la constitución y las posteriores elecciones legislativas. Lo que más nos llamó la atención fue comprobar la existencia de un escenario político más maduro, en el que la economía domina el debate político y la agenda del Gobierno.

La importancia de las inversiones para la economía egipcia y la necesidad de fomentarlas dotándolas de un marco atractivo, cuentan con un apoyo abrumador. El primer ministro, Hisham Kandil, presentó un ambicioso plan nacional para elevar la tasa de crecimiento del PIB hasta más del 4% en 2013 mediante la eliminación de los obstáculos administrativos y legales a los que se enfrentan muchos proyectos de inversión iniciados antes de la revolución y la simplificación de los procedimientos para los nuevos que se pondrán en marcha. Algunas empresas con las que nos reunimos reconocen los esfuerzos del Ejecutivo para agilizar las nuevas inversiones privadas y proyectos de infraestructura.

El Banco Central de Egipto alabó los esfuerzos del Gobierno para hacer frente al problema de la inflación, que es de naturaleza estructural y no impulsada por la política monetaria, y confirmó que el capital y las carteras están regresando al país, insistiendo en que, en las circunstancias actuales, no es de esperar una devaluación de la divisa.  

También existe un consenso mayoritario en relación con la importancia del préstamo del FMI para validar la política económica aplicada por el nuevo Gobierno y, en consecuencia, atraer más inversiones privadas. Incluso el Partido Nour, salafista, que anteriormente se oponía firmemente al préstamo del FMI insistiendo en las alternativas islámicas, ha adoptado un enfoque más pragmático.  El préstamo del FMI se considera el menor de los males en un contexto en el que aún no existe un marco legal para la financiación islámica, y sería necesario volver a reunir el Parlamento. El primer ministro espera que el préstamo del FMI esté cerrado antes de fin de año, lo que resulta alentador.

Las políticas económicas que se están llevando a cabo son una continuación de las del régimen anterior, algo que paradójicamente reconocen los miembros del dominante Partido Libertad y Justicia (FJP) y del Partido Nour. Sin embargo, destacan su voluntad y capacidad para gestionar mejor el impacto social de las reformas, comprometiendo a los ciudadanos y evitando el enfoque de represión del Gobierno de Mubarak. En relación con el delicado problema a nivel social de los subsidios, el FJP y el Gobierno contemplan una eliminación gradual con reformas para conseguir una mejor orientación a los beneficiarios. 

Los representantes del FJP insistieron en que, pese a su posición política dominante, desean una Constitución que refleje las diversas opiniones y cuente con un apoyo amplio. Cuando la Asamblea constituyente produzca un anteproyecto, se celebrará un referéndum. Se insinuó que el proceso se encuentra avanzado y debe finalizar antes de fin de año, y posteriormente se celebrarían nuevas elecciones legislativas. 

Por el momento, la mayoría de las empresas locales mantienen una relativa cautela en relación con sus planes de inversión, pese a sus atractivas carteras de proyectos. Consideran que la implantación con éxito de la nueva Carta Magna y la organización de las elecciones legislativas serán catalizadores importantes para sus decisiones futuras. 

Los nuevos dirigentes de Egipto parecen estar llevando a cabo con cabeza el único camino viable para el país. En los dos próximos meses, será esencial vigilar el cumplimiento de las promesas.