Cuatro razones para expandir su universo de crédito

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Firma: cedida (BNY Investments).

TRIBUNA de Adam Whiteley, responsable de Crédito Global, Insight Investment. Comentario patrocinado por BNY Investments.

Muchos inversores ya tienen una cartera de bonos corporativos globales. Pero, si ampliasen un poquito ese universo para incluir todo el universo del crédito global, podrían obtener múltiples ventajas y beneficios. Vemos cuatro razones principales por las que abarcar el conjunto de oportunidades del crédito global resulta una alternativa atractiva.

  1. Diversificación adicional, sin salir del grado de inversión: más sectores, más emisores, más títulos, más oportunidades.
  2. Un perfil de crédito más robusto: incluir activos de calidad AAA puede mejorar la seguridad de su cartera en momentos de estrés.
  3. El crédito ofrece unos rendimientos interesantes, igual que los bonos corporativos.
  4. A largo plazo, las rentabilidades del crédito global han tendido a superar las de la renta fija corporativa durante periodos de relativa estabilidad y mercados moderadamente positivos, y la clase de activo ha hecho valer su naturaleza defensiva cuando las rentabilidades han sido negativas.

Diversidad de emisores, capturar valor y reducir el riesgo

Con un tamaño de unos 12 billones de dólares(1), el universo corporativo global es enorme e incluye más de 2800 emisores de todo el mundo. Aunque su gran tamaño sin duda permite diversificar y repartir el riesgo, en la práctica los inversores se siguen concentrando en tres principales sectores: el industrial (que domina en términos de tamaño y número de emisores), el financiero y el de suministros públicos (utilities). Los tres están expuestos a los riesgos asociados al ciclo económico y a su posible impacto en las rentabilidades corporativas.

El universo del crédito global es aún más grande y diverso, ya que supera los 15,8 billones de dólares(2). Incluye a todos los emisores corporativos y suma otros 600 aproximadamente, tanto organismos supranacionales como el Banco Asiático de Desarrollo como emisiones de gobiernos y agencias locales. Aunque algunos de estos emisores parecen empresas y se negocian como tal, no se incluyen en el índice corporativo porque presentan cierto grado de participación gubernamental en su accionariado. EDF y Air New Zealand serían un par de ejemplos. El crédito global también incluye a diversos gobiernos que se endeudan en divisas diferentes a la suya. Una característica clave del crédito global es que es exclusivamente grado de inversión y, al contrario de lo que algunos creen, no incluye titulizaciones ni treasuries.

Un mejor perfil de crédito

Estos emisores adicionales suelen tener un mejor perfil de crédito que los emisores corporativos. De los 29 organismos supranacionales que incluye el índice, 15 cuentan con una calificación AAA y más del 99% de las emisiones supranacionales, y casi el 68% de todas las emisiones, más allá de las puramente corporativas, cuentan con una calificación mínima de AA3 (AA-)(2). Por el contrario, solo el 9% del índice de bonos corporativos globales cuenta con una calificación de crédito tan alta. Como puede verse en el gráfico 1, el crédito global presenta un perfil de crédito más robusto que la renta fija corporativa global.

Gráfico 1. El crédito global transforma y equilibra el perfil de crédito (% de ponderación del índice)(3)

Contar con alguna forma de respaldo o garantía gubernamental suele mejorar la calificación crediticia de estos emisores, lo que los hace menos susceptibles a las caídas a lo largo del ciclo económico.

Rendimientos atractivos sin necesidad de comprometer el diferencial

Tanto la renta fija corporativa global como el crédito global ofrecen ahora mismo atractivos niveles de rendimiento, pero como el universo corporativo global presenta unas calificaciones de crédito más bajas, es lógico que los rendimientos sean algo más altos. No obstante, el diferencial sobre el crédito global no es tan amplio como a menudo lo ha sido en el pasado. Al cierre de mayo de 2024, los bonos corporativos globales rendían(4) un 5,10% frente a un 4,96% en el caso del crédito global, una diferencia de tan solo el 0,14%. Ambos se sitúan cómodamente en el primer cuartil de las observaciones realizadas desde el año 2000.

Sin embargo, si nos fijamos en el diferencial de rendimiento con respecto a los bonos gubernamentales(5), la diferencia entre el diferencial adicional que ofrece la renta fija corporativa (0,95%) y el que ofrece el crédito global (0,86%) se ha reducido bastante desde los máximos de 2022 y ahora es más favorable para el crédito global. A final de mayo de 2024, la diferencia entre ambos, del 0,09%, se situaba en el nivel inferior del rango de largo plazo, cerca del nivel más bajo (0,04%) registrado desde el 2000.

Gráfico 2. La prima de diferencial que ofrece la renta fija corporativa global con respecto al crédito global roza su nivel más bajo(6)

Una dinámica de rentabilidad-riesgo más favorable a largo plazo

Las rentabilidades a largo plazo de ambos universos son bastante parecidas, lo que no resulta sorprendente, dado el alto grado de solapamiento entre ambos. Entre septiembre de 2000 y mayo de 2024, el crédito global registró una ratio de Sharpe más alta que la renta fija corporativa global(3). La ratio de Sharpe mide la rentabilidad adicional ajustada por el riesgo de un índice o cartera y permite que los inversores puedan comparar el comportamiento histórico de estrategias o enfoques similares.

El crédito global exhibe unas características defensivas muy interesantes. Haciendo valer su naturaleza más defensiva, en los seis años naturales en los que las rentabilidades fueron negativas, el crédito global se comportó mejor en cuatro ocasiones, con una mejor rentabilidad media del 0,31% en esos años(3). El crédito global también lo ha hecho relativamente bien en periodos más estables en los que las rentabilidades han sido moderadamente positivas. En cuatro de los siete años en los que las rentabilidades se movieron entre el 0% y el 8%, el crédito global batió a la renta fija corporativa global(3).

Pero el crédito global no solo ha resistido bien en la mayoría de los entornos de mercado: incluir títulos no corporativos transforma el perfil de riesgo. Puede que a los inversores menos tolerantes al riesgo les interese saber que la desviación típica mensual de las rentabilidades históricas del crédito global es inferior a la de la renta fija corporativa global.

El crédito global ofrece algo más

En vez de contentarse con complementar sus inversiones en deuda soberana con una cartera de bonos corporativos, es posible que los inversores quieran algo más y se planteen incluir en su estrategia el universo del crédito global. En nuestra opinión, los beneficios que ofrece hacen que realmente merezca la pena.

Fuentes y notas:

1 Índice Bloomberg Global Aggregate Corporate. A 31 de mayo de 2024.

2 Índice Bloomberg Global Aggregate Credit. A 31 de mayo de 2024.

3 Insight. Índices Bloomberg Global Aggregate Corporate y Bloomberg Global Aggregate Credit. A 31 de mayo de 2024.

4 Rentabilidad mínima (YTW)

5Diferencial ajustado por opciones (OAS)

6 Insight. Índices Bloomberg Global Aggregate Corporate y Bloomberg Global Aggregate Credit. A 31 de mayo de 2024. Nota: El OAS superó el 0,4% entre septiembre de 2008 y junio de 2009, periodo durante el que alcanzó un máximo del 0,71%.