Cumbre de París: ya no hay excusa para la inversión responsable

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Foto cedida

Necesitábamos un cambio regulatorio para proporcionar un impulso a la inversión responsable en España y ha venido de fuera, de la cumbre de París sobre cambio climático del pasado diciembre. Por este acuerdo mundial y por primera vez en la historia, tras 20 años del protocolo de Kioto, hay un compromiso cierto para luchar contra el cambio climático, con planes anunciados por más de 180 países. Además, a diferencia del protocolo de Kioto, que fundamentalmente afectaba empresas relacionadas con energía, ahora implica políticas de sostenibilidad activas para compañías en todos los sectores.

Efectivamente, este acuerdo universal promueve que empresas, instituciones y gobiernos miren este tipo de inversiones de forma más activa. Hay que tener en cuenta que la inversión sostenible resulta ser una forma eficiente gestionar riesgos, pues facilita identificar compañías con mayores posibilidades de perdurar a medio y largo plazo. De hecho es momento de que el inversor sea consciente de que con el cambio climático va a haber perdedores y ganadores a medio y largo plazo. En concreto, para seleccionar las empresas de mejor clasificación por sectores y evitar los posibles perdedores conviene aunar el análisis financiero tradicional con el extra-financiero -de medioambiente, social y de gobierno corporativo-.

Así que conviene poner en contexto donde estamos, qué soluciones de inversión hay y hasta donde hemos llegado, porque estamos evolucionando muy rápido.

En principio las empresas del sector petróleo, gas y combustibles fósiles son previsibles perdedores, aunque no necesariamente. Pero precisan de una clarísima política de eficiencia energética y ser imaginativas y creativas, tanto en países emergentes como desarrollados.

Antes, hasta finales de los 90, nuestro mensaje principal para inversores institucionales era que se puede invertir con responsabilidad y conseguir o alcanzar rentabilidades en línea con el mercado y a largo plazo, facilitando la gestión eficiente de riesgos. Después de los últimos siete años y a pesar de la crisis, ha salido a relucir la fortaleza de este tipo de inversiones.

En renta variable europea, a pesar de la reducción del universo de inversión, el exceso de rentabilidad (alfa) generado respecto al índice MSCI Europe ha sido más de 3% anualizado.  Así que se empieza a reflejar que las políticas de sostenibilidad proporcionan valor añadido. Eso gusta mucho. Actualmente 80% de la base de nuestros inversores institucionales en sostenibilidad procede del norte de Europa. Por su parte los fondos de pensiones de Latinoamérica están mirando por primera vez los fondos de sostenibilidad. 

El caso es que el inversor institucional ya tiene actitud positiva hacia la inversión con criterios de sostenibilidad si bien, además de rentabilidad y riesgo, precisa de medidas de impacto. Al respecto lo más significativo respecto a cambio climático es la huella del carbono. Por ejemplo, en nuestro fondo de sostenibilidad Pictet European Sustainable Equities el conjunto de empresas en que estamos invertidos emite 37% menos emisiones de CO2 que en el índice de referencia MSCI Europe, con menor volatilidad y mucho mejor comportamiento los últimos tres años.

También hay que tener en cuenta los previsibles ganadores a medio y largo plazo. Pero además  de energías renovables, convienen industrias relacionadas con agua y uso de recursos naturales, agricultura y gestores/propietarios de bosques, incluso tecnologías relacionadas con la desmateralización de la economía.

El caso es que de momento todo esto ha llegado de forma muy tímida al inversor final en España, aunque alguna entidad ha puesto en marcha un fondo de fondos de sostenibilidad. Pero existen pocas soluciones promovidas activamente. Así que el primer ejercicio de responsabilidad es de educación. Tenemos que concienciar al inversor final de que es posible conciliar rentabilidad con inversión responsable. Es una realidad. Además actualmente hay soluciones, instrumentos y fuentes de información, tanto en Morningstar como en SpainSif.  Se trata de fondos que, como cualquier otro a que estamos acostumbrados, se pueden adecuar a los distintos perfiles de riesgo.

En definitiva es posible invertir a través de fondos de inversión en compañías sostenibles a medio y largo plazo, con menor riesgo respecto a los vaivenes del mercado y valor añadido respecto a la inversión tradicional. Es una solución 2×1. Vale la pena mirarlo. Ya no hay excusa.