TRIBUNA de Aleix Olegario, sénior associate de Mercer.
Según los últimas declaraciones del Banco Central Europeo, la economía de la zona euro muestra síntomas de estancamiento y está poniendo en riesgo la recuperación del crecimiento económico, medida tan ansiada por la población europea por sus efectos en el nivel de paro, finanzas públicas y mantenimiento del estado del bienestar. Por este motivo, entre las medidas de política monetaria que se están tomando por dicho Banco Central, está la de mantener las referencias de tipos de interés en sus mínimos históricos desde la creación de dicho organismo y de muchas de las economías que conviven en la zona euro. Esta medida se traduce en un nivel mínimo de los tipos de interés y, por ende, de la rentabilidad futura que pueden esperar los inversores en bonos e instrumentos de renta fija, ya sea pública como privada.
En este artículo citaremos los efectos que este entorno tiene en la previsión social complementaria, y cómo en la medida de lo posible, consideramos debemos actuar desde un punto de vista financiero en cada uno de ellos desde dicha perspectiva. Como el lector seguro conoce, en España tenemos distintos tipos de acuerdos y compromisos en vigor cuyo objetivo es complementar los ingresos que percibiremos del sistema público de pensiones. Para facilitar la comprensión, aglutinaremos las distintas particularidades de cada compromiso para obtener cuatro casos generales distintos que sean aplicables a la mayoría de los casos del mercado español del segundo pilar.
Como punto de partida, usamos la gran clasificación del compromiso hecha en función de si el promotor del compromiso (empresa) asume el compromiso de pago de una prestación en la jubilación (conocido como prestación definida) o asume el compromiso de realizar una aportación en favor del empleado (aportación definida). En ambos tipos de compromiso, el promotor y en casos también el empleado, realizan una aportación de dinero a un vehículo de financiación que suele ser un fondo de pensiones o una póliza de seguros. En ambos casos, instrumento financiero mediante, dicha aportación se invierte en los mercados financieros y queda sujeta al efecto de la política monetaria del Banco Central Europeo y los tipos de interés.
Analicemos el primer caso, el compromiso es de prestación definida y el vehículo financiero es un fondo de pensiones. En este caso, la política del banco central ha beneficiado las inversiones de dichos instrumentos en general y gozan de una flexibilidad en el instrumento para poder acometer un estudio de adaptación del direccionamiento de sus inversiones para compensar un escenario de tipos bajos en el medio / largo plazo. Deben estudiar el impacto en su margen de solvencia del mantenimiento futuro de los tipos de interés en los presentes niveles pero, a priori, la posibilidad de invertir en otros productos financieros para conseguir un mayor rendimiento les sitúa en una buena situación para poder afrontar el contexto de tipos de mercado dentro del propio vehículo de financiación.
La siguiente combinación en el mercado es el compromiso de prestación definida financiado mediante una póliza de seguros que nos asegura cada año el pago de la porción de renta correspondiente mediante el pago de una prima (aportación en adelante). En este caso, la situación es un poco más compleja, en primer lugar, la compañía de seguros no puede utilizar, por restricciones legales, un elevado porcentaje de otros tipos de activos para conseguir una mayor rentabilidad para las aportaciones, por otro lado, la compañía garantiza el pago de dichas rentas y asume (sino hay rescate de por medio por parte del tomador) el riesgo de inversión de los activos financieros subyacentes. Por tanto, la vinculación entre la rentabilidad ofrecida para las aportaciones con los niveles de tipos de interés es muy elevada y a día de hoy, esta rentabilidad es muy baja.
En este caso podemos adoptar dos decisiones distintas para afrontar la situación; en primer lugar no hacer nada y esperar que cambie el ciclo de tipos, asumiendo el incremento de coste de la prima por la poca rentabilidad futura que le corresponde obtener. Por otro lado, podemos estudiar el cambio de instrumento asegurador, movilizando el compromiso y beneficiarnos de las teóricas plusvalías de los activos subyacentes en la póliza y cambiar a un instrumento hibrido que nos permita aprovecharnos de los ciclos de los mercados pero siguiendo con un instrumento de financiación póliza de seguros.
El tercer caso es el de compromiso de aportación definida cuyo instrumento financiero es un fondo de pensiones. En este caso, como en el primero, es crucial realizar una revisión de la estrategia de inversión para no reducir nuestra rentabilidad esperada del fondo acorde a los niveles de tipos. Ello muy probablemente tendrá que implicar la asunción de niveles de riesgo superiores.
Finalmente, en el último caso, en el cual nos encontramos con un compromiso de aportación definida con financiación en póliza de seguros, distinta de la anterior por ser ésta una póliza de acumulación, con un interés garantizado más una participación en beneficios. En este supuesto, el interés garantizado tiene una tendencia acorde con la de los tipos de interés vigentes en el mercado y, por tanto, disminuye respecto al obtenido en el pasado. La parte de participación en beneficios puede seguir manteniendo la rentabilidad final acorde con la de una inversión de renta fija durante un tiempo, como ha sido en 2013, la cual se ha beneficiado del entorno de tipos en el pasado, pero tenderá irremediablemente a la diminución, tarde o temprano según el caso, por la caída de los tipos de inversión futuros que obtendrán las inversiones afectas. En este caso, el cambio de instrumento parece el más adecuado hacia pólizas en que el riesgo, y también el beneficio de la inversión, son asumidos por el inversor, de forma total o de forma parcial.
Hemos visto en los párrafos anteriores y en términos generales el impacto de los bajos tipos de interés en los sistemas de previsión social complementaria. Se requiere un análisis pormenorizado de cada compromiso para poder implementar la mejor solución particular, estudiando, por supuesto, las implicaciones en demás aspectos, no menos importantes, que no hemos tratado en el presente artículo. Desde Mercer entendemos que cualquier decisión tomada es buena, siempre y cuando se hayan descartado las demás después de analizar sus consecuencias e implicaciones más probables y por ello invitamos al lector a reflexionar sobre su actual esquema de previsión complementario y analizar cómo éste se puede mejorar.