TRIBUNA de Javier Colás Gómez de Barreda, partner de Whale Capital.
Una red blockchain se puede definir, de forma resumida, como un sistema de registro distribuido y descentralizado que funciona como un libro contable digital. Este sistema almacena y verifica transacciones y datos en bloques enlazados criptográficamente, formando una cadena inmutable y transparente. Una tecnología revolucionaria que permite la transferencia de cualquier activo digital que tenga valor de forma descentralizada, inmutable, transparente, rápida y segura.
Es la tecnología del valor frente a la tecnología de la información (Internet). Una tecnología con un enorme potencial transformacional y donde cada vez estamos viendo más casos de uso y posibles aplicaciones en la economía real: identidad digital, contratos inteligentes, registro de la propiedad, sistemas de pago y remesas y transferencias de fondos, finanzas descentralizadas, monitorización de procesos productivos, autentificación de datos, gestión de derechos de autor y propiedad intelectual, tokenización de activos… La descentralización y la transparencia que proporciona pueden reducir costes, aumentar la trazabilidad y seguridad en las transacciones y nos ofrece la posibilidad de tener propiedad sobre cualquier activo digital.
Tecnología blockchain en el sector financiero
Por otra parte, las criptomonedas y los tokens son activos digitales basados en la tecnología blockchain y, en algunos casos, y dependiendo de su tipología y funcionalidad, son elementos inherentes y fundamentales para el funcionamiento de dichas redes blockchain.
Entrando en el terreno financiero o de la oportunidad de inversión, todos sabemos que las criptomonedas/tokens se pueden intercambiar, comprar y vender y, por tanto, se han convertido en activos financieros o alternativas de inversión para todo tipo de inversores que pueden acceder al mercado ya sea invirtiendo de forma directa en tokens líquidos o a través de fondos especializado y/o ETFs.
Los activos digitales son un nuevo “asset class” cuyo valor reside en la propia tecnología blockchain, donde el mayor reto para la rentabilidad esperada es la velocidad de su desarrollo y adopción en el futuro. Por otra parte, blockchain es una tecnología que no ha dejado de evolucionar desde su invención y en la que sea ha incrementado el capital invertido, los recursos asignados, la profesionalización y, en definitiva, la inversión para que las redes sean más seguras y escalables manteniendo su descentralización y funcionalidad.
Pero volvamos al terreno de la inversión. Como nuevo asset class, los criptoactivos representan ya aproximadamente el 1% del valor de todos los activos líquidos incluyendo acciones, bonos, materias primas, hedge funds… Y en cuanto su liquidez, el volumen medio diario de los últimos 12 meses ha sido muy similar al negociado en el índice europeo de renta variable EuroStocks50 (unos 40.000 millones de euros, aproximadamente). Un asset class con unas condiciones de volatilidad/riesgo y rentabilidad muy particulares y que conviene analizar.
Alta volatilidad y atractiva rentabilidad
En cuanto a su volatilidad, es innegable que el mercado crypto tiene unos niveles muy altos de dicha volatilidad, con movimientos muy “violentos” debido al estado inicial de la tecnología y de la propia liquidez del mercado. Como referencia, la volatilidad realizada del Bitcoin en los últimos 12 meses es superior al 45%, niveles comparables a algunas de las grandes acciones de tecnología americana (NVDA,TSLA). Sin embargo, en el mundo de la inversión profesional o institucional, no tiene sentido analizar dicha volatilidad en si misma en términos absolutos sino en comparación con la rentabilidad obtenida. O, dicho de otra forma, conviene medir la rentabilidad de un activo en relación con el grado de riesgo que se asume con dicha inversión, es decir, el rendimiento por unidad de riesgo. Y en esta métrica -Sharpe ratio- los activos digitales se han comportado como el mejor asset class en comparación con cualquier clase de activo financiero convencional en los últimos 5 ó 10 años.
Y respecto a la rentabilidad, las cifras son realmente sorprendentes y es sin duda unos de los principales atractivos como alternativa de inversión. La capitalización total agregada del mercado cripto ha tenido un crecimiento anual – CAGR - del 52% y del 75% en los últimos 5 y 10 años respectivamente, muy por encima de cualquier otro activo convencional incluyendo índices de renta variable, renta fija o materias primas. Como referencia, y para ponerlo en perspectiva, el MSCI World Index ha tenido una rentabilidad del 6,40% y 5,84% durante los mismos periodos de comparación.
Activos digitales en cartera: beneficios y oportunidades
¿Que aportan pues los activos digitales en una cartera de inversión? Desde el punto de vista cualitativo, invertir en activos digitales de forma selectiva y dependiendo de los tokens en donde se invierte supone invertir en blockchain. Supone tener exposición a esta tecnología en una en una fase muy inicial en términos de adopción. Sin embargo, y a diferencia de internet donde el valor de la red recae en las empresas que se han construido sobre ellas, en blockchain las redes capturan y agregan el valor de todo lo que se construye sobre ella de tal forma que cuantas más aplicaciones soporte una blockchain mayor valor tendrá la red y sus tokens nativos.
Y, desde el punto cuantitativo, los activos digitales en una cartera aportan principalmente opcionalidad a retornos muy atractivos en el marco de la inversión diversificada de una cartera. Una cartera global compuesta por un 50% de inversión en renta variable (SP500), 40% en renta fija (índice de bonos), 9% en activos alternativos (índice global de hedge funds) y un 1% en bitcoin hubiera tenido una rentabilidad total acumulada de un 70% versus 45% de una cartera sin exposición a criptoactivos durante los últimos 6 años (2017-2023) y con un incremento de la volatilidad total de dicha cartera de tan solo el 1%. (12% vs 11%).
La inversión en el nuevo asset class de los criptoactivos es una inversión no exenta de incertidumbres, desafíos y retos inherentes al sector de la tecnología – adopción, usabilidad, sostenibilidad, rentabilidad, regulación-, pero con unas características de riesgo-rentabilidad muy atractivas y con un enorme potencial a largo plazo de la propia tecnología blockchain.