El turismo global, motor de rentabilidad para los inversores

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Foto cedida

Se considera turista global a aquel que pasa un mínimo de una noche haciendo turismo en otro país. Tiene un hábito de comportamiento distinto al del turista local, que es el que hace turismo en la playa, montaña o ciudades de su propio país. Para el turista local no es necesario que sean los mejores sitios del mundo, sino únicamente que estén cerca. El turista global, en cambio, efectúa recorridos muy superiores en distancia, buscando aquellos lugares que son únicos a nivel mundial y que le generan emociones. Existe únicamente un Nueva York en el mundo, un París, una Venecia, unas únicas pirámides de Egipto, una muralla China, un Singapur, un Sidney, una Ocktoberfest, un Big Sur en California, una costa Amalfi, un Machu Pichu, o unas únicas Cataratas Victoria, por ejemplo. Quien quiera verlo deberá desplazarse hasta ahí.

A nivel mundial, el sector generó un impacto económico directo del 3,1% del PIB mundial, según un informe de la asociación empresarial World Travel & Tourism Council (WTTC).  Si se añaden a los efectos directos, los indirectos e inducidos, la industria de los viajes y el turismo tiene un impacto total de casi el 10% del PIB mundial.

Como apunta un informe realizado por Oxford Economics para WTTC, el PIB turístico mundial crecerá a un ritmo muy superior al de la economía global. Así, aumentará un 3,9% anual durante la próxima década frente al 2,9% que se prevé que lo haga la economía global. El crecimiento del turismo global es una realidad, y Europa es el principal destino hacia el que se dirigen la mitad de los turistas globales de todo el mundo. España es uno de los países europeos que lidera esta captación de turistas globales, más concretamente el segundo de Europa, tras Francia.

Lo que subyace detrás del crecimiento del turismo global es el fuerte aumento de la clase media mundial, que está incrementando considerablemente los últimos años. Se trata de aquella parte de la sociedad que, como mínimo, destina 1/3 de sus ingresos a bienes que no son básicos (hogar, alimentación y vestido). En 2009 había 1.800 millones de personas consideradas como clase media en el mundo, y en el año 2020 se prevé que la cifra alcance los 3.200 millones. Europa es actualmente la región del mundo que más clase media aporta al total de la clase media mundial, un 36%, seguida de Asia con un 28% y EE.UU. con un 18%.  El aumento de la clase media implica que, cada vez más, un segmento mayor de la sociedad destine su dinero al turismo.

En 2014, el volumen de turistas internacionales fue de 1.133 millones, 46 millones más que en 2013 y se prevé que ascienda a 1.800 millones en el año 2030. La expansión de la clase media es especialmente intensa en Asia, que previsiblemente aportará, dentro de unas décadas, a dos tercios del total de la clase media mundial. En 2014, los turistas globales de Asia y el Pacífico aumentaron en 13 millones, sumando 263 millones en total.

¿Cómo beneficiarse de ese crecimiento? Invirtiendo en aquellas empresas que proporcionan servicios al turista global. Invirtiendo en las centrales de reserva, bien sean B2C o B2B, que son necesarias para que el engranaje funcione, en cadenas hoteleras, en líneas aéreas, en empresas de alquiler de coches, en empresas de cruceros, en aeropuertos, en autopistas de países turísticos, en empresas que posibilitan los medios de pago, en empresas que fabrican artículos de viaje como puedan ser las maletas, en empresas de restauración, etc. Un dato importante para escoger estas empresas es saber cuáles son aquellos lugares del mundo más visitados por los turistas globales y cuál es el posicionamiento de las empresas en estas localizaciones.

La oferta para el turista global es bastante restringida. La mayoría de los destinos más frecuentados a día de hoy por el turista global seguirán siendo los mismos dentro de unas décadas, aunque siempre habrá algunas incorporaciones nuevas, como por ejemplo Dubai, que lo ha sido en los últimos años. La demanda, sin embargo, no sólo es creciente en el tiempo, sino que además es mucho más inelástica de lo que parece ya que, para el turista global, el viaje es más una necesidad vital que un lujo.