España, una caja de gaseosas

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Cedida por EFPA

Comparar a España con una caja de gaseosas puede parecer, a primera vista, que se trata de
una broma o, bien, que este articulista tiene mucha imaginación. Efectivamente, es imaginación. Lo es, pero sin alejarse de la delicada situación de un país al que parece que cada día se le añaden más elementos desestabilizantes. Por ello, y echando atrás en el tiempo 30 años, muchos de los sucesos, noticias y situaciones diversas que estamos viviendo me recuerdan a la caja de seis gaseosas que el repartidor de turno traía a mi casa. Cada gaseosa tenía un aspecto y unas características que resumen la realidad actual del país:

1.- La gaseosa sucia: metafóricamente hablando, suciedad es sinónimo de corrupción, de
malversación de fondos, de dinero en “B”, de tráfico de influencias... Los casos Gürtel, Malaya,
Campeón, Pokémon, Pallerols, Mercurio, ITV, Palau, Palma Arena, Bankia y más de corrupción
política o el Noós, que afecta a la misma monarquía, representan a esa gaseosa que hay que limpiar a consciencia para eliminar definitivamente su suciedad.

2.- La gasesosa sin gas: sin burbujas, sin capacidad de “explotar” cuando se abre. Medidas
como las últimas subidas de impuestos en entornos económicos recesivos han demostrado ser medidas que eliminan el poco gas que queda en una economía con crecimiento negativo y que acaban paralizándola.

3.- La gaseosa caliente: beber gaseosa caliente cada día seguro que trae dolores de cabeza y
de estómago. Actualmente, existen demasiadas gaseosas calientes en la sociedad que seguro provocan insomnio y jaqueca a más de un gobernante. Los recientes casos de espionaje político, el aumento desenfrenado del paro, los cierres de empresas o el drama de los deshaucios son algunos de los puntos más calientes.

4.- La gaseosa del precinto roto: no estaríamos hablando de todos los puntos anteriores ni de
tipos de gaseosas si los controladores, los inspectores o el mismo repartidor de las bebidas hubiesen ejercido correctamente su función de supervisión para ofrecer así seguridad. CNMV, Banco de España, el mismo Gobierno central, las autonomías o los gobiernos locales, entre otros, han fallado.

5.- La gaseosa refrescante: la mejor de la caja, sin duda. Al punto de gas y de temperatura.
Como la economía española hasta el año 2007. Recordamos con nostalgia aquellos años y deseamos que vuelvan pronto. Sin embargo, algo debemos recordar. ¿Por qué pedíamos entonces más y más gaseosa, más hielo y más limón cuando ya estaba suficientemente buena y fría? La avaricia...

6.- La botella nueva: tiempos de cambios y de novedades. Todos queremos una botella nueva,
impecable, más buena, que nos dé confianza para beber de ella y que nos haga olvidar estas duras situaciones que hemos comentado. ¿La encontraremos?

Quizá alguien se pregunte por qué hacer la comparación con una gaseosa y no con otra
bebida. La razón es simple. La gaseosa es una bebida de uso común que, en condiciones normales, es excelente y refrescante, como antes decía. Pero si se agita en exceso y se abre, puede traer graves consecuencias. Y como una gaseosa agitada es como está la gente en la calle actualmente. Mucho cuidado.