TRIBUNA de Jaime Mesía, Sales Director Southern Europe de Gartmore.
Inmersos como nos hallamos en la peor crisis financiera jamás acaecida, sobra alegar explicaciones de por qué ocurrió, cuáles son los motivos, quiénes son los responsables, y cómo se podía haber evitado. Resulta fácil apuntar con el dedo, cuando dentro del sistema todos tenemos nuestro grano de responsabilidad. Habrá aquellos que digan que no eran conscientes de la profundidad del problema, aquellos que apunten a los asesores financieros que no explicaron con detalle los riesgos de los subyacentes, o quienes aseguraban y ofrecían estructurados que permitían rascar mayor rentabilidad, garantizando "duros a pesetas". Si bien es cierto que un número elevado de ahorradores/inversores (y es que ahora está de moda decir que en España no hay inversores sino ahorradores, afirmación que apoyo al 100%) no conocían con exactitud los pormenores (no tan menores) de las inversiones que autorizaban, la realidad es que una gran parte de sus asesores financieros tampoco los conocían al detalle, ni entendían o en el mejor de los casos siquiera preguntaban acerca de los posibles riesgos asociados.
¿Quién no ha pecado de querer obtener mayor rentabilidad a falta de conocer los detalles de inversiones estrella que se vendían en cualquier sucursal? Y la pregunta obligada es la de si las autoridades reguladoras autorizaban la distribución de estos productos a sabiendas de que el público en general carece de una educación financiera lo suficientemente sólida para entender de estructuras, opciones, futuros, Alpha, Delta, y un sinfín de nomenclaturas desconocidas para el ahorrador/inversor de la calle. Pues parece que efectivamente sí, se autorizaban y se distribuyeron durante años sin que nadie se percatara de tal "detalle".
¿Quién es responsable? Pero este es un tema que da lugar a un debate interesante y extenso en el que ahora no quiero entrar. Lo importante llegados a este punto es aprender de errores anteriores y plantear soluciones. El mercado financiero es amplio y con muchos recobecos; sin embargo me gustaría centrarme en el ámbito de los Hedge Funds puros. Esos fantasmas oscuros, causantes dirían algunos de la debacle global, de la espiral de apalancamiento brutal que ha resultado en el descalabro del sistema financiero mundial. Bien es cierto que los Hedge funds han jugado un papel clave en el desarrollo de los acontecimientos, y que existen en el mercado financiero, como en cualquier otro ámbito, señores que han jugado de manera irresponsable. Señores que han jugado con la pasta como si de un casino se tratase, y a quienes llegados a este punto, el mercado que es olvidadizo pero no tonto, sabe identificar sin problema.
Sin ánimo de ofender a nadie, ateniéndome al refranero que dice que es que igual que no es oro todo lo que reluce, tampoco es mierda todo lo que resbala… ¿Y por qué digo esto? Pues porque no todas las casas son iguales, ni todos los fondos se descalabran, ni las peras se pueden vender como manzanas. Hablando con inversores institucionales no hace mucho, algunos me recriminaban que algún fondo Hedge L/S RV Europeo llevaba registrada una rentabilidad YTD negativa de 3.5% aprox. con el mercado cayendo un 35%. Un fondo no direccional, pero tampoco neutral a mercado y con sesgo long. Opino humildemente que visto lo visto, tampoco está tan mal; eso sí, siempre y cuando se haya vendido como lo que es, con transparencia; a un inversor que entienda en lo que invierte, que entienda los riesgos asociados y que se preocupe de que la casa en cuestión mantenga una política eficaz de control de riesgos. Y si es así, ¿qué responsabilidad pueden tener los Hedge Funds?, ¿qué ley escrita o no escrita han podido transgredir? Sin lugar a dudas, se está dando una transformación profunda en el mercado. Estamos inmersos en un proceso de consolidación importante en el que habrán algunos supervivientes y muchos naúfragos. Esto es inevitable y ha de llevarnos a todos los que trabajamos en el sector a un ejercicio de reflexión acerca de lo que se puede mejorar.
Y aquí seguro que más de uno concuerda en que el nivel de transparencia a exigir al equipo gestor ha de aumentar. Se acabó la era de los gestores estrella que rechazaban el ofrecer información a clientes institucionales acerca de en que invertían su pasta. Sir, this is my money that you are playing with (Señor, es mi pasta con la que juega), y por ende exigo saber en qué lo invierte, y además quiero mantener reuniones periódicas con usted, y saber que si decido reembolsar no me va a "castigar", etc.
Esto me lleva a otro tema candente con los Hedge Funds, el abono del reembolso. Probablemente éste sea uno de los temas más oscuros dentro del universo Hedge y que exige a gritos, al menos que se revisite el tema y se planteen alternativas. Esta mañana, una cliente y gran amiga de Gartmore me decía que cómo es posible que habiendo dado x días de preaviso, cuando se produce el reembolso, todavía se tarden 15 a 20 días en abonar en la cuenta el efectivo. A lo mejor hemos de trabajar, por ejemplo, en reducir los plazos de pago por reembolso, en incrementar los niveles de liquidez, pero sobre todo y siempre manteniendo un alto grado de transparencia que garantice que el inversor controle riesgos directos e indirectos en sus carteras.
En definitiva, sostengo que los fondos Hedge pueden ser una alternativa interesante para aquellos inversores que busquen rentabilidades lineales, protegiendose en caídas y apalancandose de las subidas. No todos, ya que no es la panacea de la inversión y conllevan una serie de riesgos, pero sí existen fondos capaces de cumplir objetivos de rentabilidad ajustandose a parámetros bajos de volatilidad. Lo que también es cierto, es que las casas vuelven a estar al servicio del cliente, que habrá que estudiar nuevas alternativas de operativa y gestión (cuando la ocasión llame a ello), y que los gestores tendrán que hacer mejor los deberes. Esta es una tarea que posibilitará identificar a lo largo del año que viene y sucesivos los "winners" y los "losers" y que marcará la diferencia en el mercado del puro Hedge a futuro.