La crisis de Ucrania y sus implicaciones en el cambio climático

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Firma: cedida (Nevastar Finance).

TRIBUNA de Olivier Rouget, socio fundador, Nevastar Finance. Comentario patrocinado por Nevastar Finance.

El 24 de febrero, los tanques rusos entraron en Ucrania para encontrarse con una feroz resistencia de las fuerzas ucranianas. Este conflicto brutal ha llegado a Europa sin que exista nada comparable desde la Segunda Guerra Mundial. La UE y la OTAN tomaron medidas inmediatas para tratar de obstaculizar la invasión, y las sanciones aún continúan desarrollándose. Esta invasión ha puesto el dedo en la llaga y, junto con la reciente pandemia, ha hecho más por la unificación de Europa que cualquier otro evento en los últimos 30 años.

El principal problema económico en la UE es la dependencia del petróleo y el gas rusos, en particular de Alemania e Italia. Los historiadores dirán cómo y porqué Europa terminó en una posición tan precaria. Sin embargo, el pasado es el pasado, y la pregunta clave ahora es: ¿cómo podemos arreglar esto?

Mientras tanto, el IPCC, el organismo de la ONU que asesora sobre los temas relacionados con el cambio climático, publicó unos pronósticos alarmantes en su Sexto Informe de Evaluación. Según el informe, aproximadamente 1.000 millones de personas estarán en peligro de riesgos climáticos a medio plazo, mientras que se espera que los problemas de salud y las muertes prematuras aumenten significativamente debido al cambio climático.

La invasión de Ucrania ha acelerado en el tiempo las medidas de transición hacia un planeta más sostenible y esperamos que su impacto duradero impulse inversiones e innovaciones sin precedentes. Dejando de lado la posibilidad remota de un conflicto global, llegamos a las siguientes conclusiones:

  1. Sin duda, la UE tratara de reducir al mínimo el uso de los combustibles fósiles rusos. La relación comercial de 30 años terminará no solo porque ahora es moralmente indefendible, sino, más importante aún, porque es una cuestión de seguridad estratégica para la Unión Europea. Creemos que la UE está en el camino de emular a los Estados Unidos en el logro de la independencia energética a medio plazo mediante el cambio de su combinación de fuentes de abastecimiento energético.
  2. Aparte de la necesidad estratégica, el compromiso de la UE con la independencia energética está respaldado por el Pacto Verde Europeo, que abre el camino para que Europa se descarbonice y se convierta en carbono neutral para 2050. Con un estimado de 260.000 millones de euros al año de inversiones adicionales relacionadas con el clima, necesarias para alcanzar los objetivos climáticos y energéticos de la UE para 2030, creemos que las energías renovables y las soluciones de descarbonización se verán favorecidas a medio plazo como sustituto de los combustibles fósiles rusos.
  3. Si bien no hay una manera rápida y fácil de reducir la dependencia de Europa de los combustibles fósiles, los países de la OTAN están trabajando juntos para ayudar a reducir la dependencia del petróleo y el gas rusos como una solución provisional temporal. A medio plazo, esperamos que el Pacto Verde Europeo mitigue este déficit apuntando a inversiones significativas en eficiencia energética, generación, almacenamiento y transporte, pero también en gestión de recursos y movilidad para no solo reforzar la independencia energética del bloque, sino también cumplir con sus ambiciosos objetivos de emisiones.

Una interrupción repentina del suministro ruso probablemente sería catastrófica a corto plazo para la economía alemana donde tiene un gran peso la industria, lo que podría costar la asombrosa cantidad de 160.000 millones de euros solo en 2022, o aproximadamente el 4% de su PIB. Para Rusia, aparte de los obstáculos logísticos, reemplazar la demanda europea de sus materias primas sería difícil, en nuestra opinión, lo que haría improbable tal escenario. Cabe mencionar que China tiene como objetivo alcanzar el pico de emisiones de CO2 para 2030 y la neutralidad de carbono antes de 2060, mientras que India tiene como objetivo generar el 50% de sus necesidades de energía a partir de recursos renovables y alcanzar la neutralidad de carbono para 2070.

Ante este escenario, ¿qué debe hacer un inversor en este momento de estrés y angustia? La respuesta es invertir. A medida que los precios de las acciones han bajado a pesar de que los resultados empresariales de las compañías se mantienen saludables, los múltiplos de valoración se han corregido significativamente. Con los precios de la energía alcanzando máximos históricos y las importantes inversiones en la descarbonización de la economía aún en una fase temprana en la UE, pero también en los Estados Unidos y Asia, creemos que es un momento oportuno para invertir en la temática de la descarbonización.

El fondo NSF Climate Change+ está en una posición ideal para beneficiarse del enorme potencial que suponen esos compromisos globales de descarbonización, ya que invierte en empresas que contribuyen a resolver los desafíos ambientales mediante el desarrollo de soluciones y tecnologías innovadoras. Nevastar Finance fue pionera en la inversión sostenible, lanzando este fondo en 2007 con un excelente historial. La inversión sostenible ha sido el objetivo central de esta estrategia desde el principio y, por tanto, ha tenido un encaje natural en los requisitos del artículo 9 del Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles de la UE.

Estamos convencidos de que esto es solo el comienzo de una oportunidad de varias décadas y el fondo NSF Climate Change+ es el vehículo ideal para beneficiarse, así como recompensar, a aquellas empresas estratégicamente posicionadas para impulsar los esfuerzos globales de descarbonización. El actual contexto macroeconómico y geopolítico adverso crea un punto de entrada particularmente favorable para el inversor a largo plazo, ya que la tormenta actual pasará, pero la crisis climática desafortunadamente durará.