La gestión pasiva debe romper varios mitos en Europa antes de situarse en el lugar que le corresponde

Íñigo Bilbao Goyoaga
Íñigo Bilbao Goyoaga. Fuente: Cedida

TRIBUNA de Íñigo Bilbao Goyoaga, partner de Estudios Bursátiles SL y experto en fondos de inversión e inversión colectiva.

Según cifras aportadas por Refinitiv a finales de junio, el total de ETFs distribuido en Europa ascendía a 1.240 billones de euros. Prácticamente se ha doblado el volumen de ETFs vendidos en la región desde diciembre de 2018.

De acuerdo con los datos aportados por Bloomberg Intelligence a finales de junio, la utilización de ETFs en Europa era la mitad que la global, un 7% frente al 14% del total de la industria mundial de fondos. La gestión pasiva, tanto en su formato ETF como de fondo indexado, va adquiriendo su lugar en la industria del asset management europeo. Sin estar en absoluto cercana al nivel de penetración y apetito al que se ha llegado en EEUU.

Con respecto al mercado español, estimaciones realizadas por FundsPeople nos indican que se distribuían en el país un total cercano a los 348 billones de euros de fondos internacionales a finales de 2021. De esa cifra, estimaban que 67 billones eran tanto fondos como ETF de gestión pasiva, es decir un 19,3% del total distribuido.

Características específicas

Al ser un producto de bajo coste, requiere de importantes economías de escala para poder ofrecer calidad a precio competitivo. Debido a esta peculiaridad existe una alta concentración en el número de proveedores en toda Europa. En el caso español, existe además concentración en el lado de los clientes. Los tres principales proveedores, BlackRock, Amundi y DWS, distribuían el 69,7% de los fondos indexados y ETF vendidos en España a cierre de 2021.

En este país estamos terminando de introducir el fondo de inversión como producto estrella de la banca. Los mandatos discrecionales de fondos y los fondos de fondos han encontrado su lugar entre los asesores y clientes tras varios lustros de recelos por parte de los inversores. El cliente sofisticado quería estar en contacto directo con un gestor estrella. Querían poner cara y ojos a la persona en la que dejaban la responsabilidad de manejar su dinero.

El ETF y el fondo indexado, aunque forma parte de las carteras de los gestores profesionales, es todavía un producto nuevo, con pocas horas de vuelo en la industria española. Necesita ser testeado en más situaciones tanto al alza como a la baja. Por su parte, el fondo de inversión internacional cuenta con más de 20 años de solera en España y se ha consolidado como producto de ahorro e inversión.

Un poco de historia

El primer fondo indexado se emitió en EEUU en 1976. Por su parte, el primer ETF europeo se listó en bolsa en abril del año 2000, frente al primer ETF americano que oficialmente lo hizo el año 1993. Tanto los gestores profesionales como los inversores particulares americanos nos llevan años de ventaja a los europeos en experiencia sobre cómo se comportan este tipo de productos pasivos ante situaciones concretas de mercado.

Al otro lado del Atlántico han roto los mitos que existen sobre la gestión pasiva. Dichos mitos conducen a ver de forma miope las ventajas en coste y rentabilidad a largo plazo que aporta. En Europa, sin embargo, estamos todavía empezando a desmenuzar las ventajas de la gestión indexada.

A modo de ejemplo y para ilustrar algunos de esos mitos, hay gestores que prefieren invertir en bolsa sólo en acciones en las que tienen convicción; y en renta fija, en bonos de empresas poco endeudadas, por lo que son reacios a iniciarse en la gestión pasiva. También hay gestores y asesores que la ven adecuada para posiciones tácticas y temporales en áreas geográficas o sectores concretos, pero no se plantean introducirla para posiciones permanentes en su cartera.

Sin embargo, estudios empíricos tanto académicos como realizados por gestoras expertas en gestión pasiva, desmitifican esta forma miope de ver una gestión que abarata el coste total de la cartera sin interferir en su rentabilidad. Debido a estos costes ligeros que aporta, la gestión indexada, en un horizonte de 10 años o más, supera a la gestión activa en más del 80% de los casos, según datos aportados por el estudio anual SPIVA del S&P Dow Jones Indices.

El poder de esta herramienta radica no solo en su bajo coste, sino que además da acceso por un precio ajustado, a una importante diversificación en múltiples títulos valores en una sola operación. Tan sólo si la gestión activa se abaratase considerablemente, parte de la gestión pasiva ofertada perdería atractivo, algo que no parece vaya a ocurrir en el medio plazo. Mi recomendación es intercalar gestión activa con gestión pasiva, tanto en fondos de fondos como en mandatos discrecionales. Esta combinación optima en costes, repercutirá positivamente tanto en el cliente como en el propio distribuidor.