La guerra contra el plástico en tiempos del COVID-19: oportunidades de inversión

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Cedida por Schroders

TRIBUNA de Holly Turner y Louise Wihlborn, analistas de Inversión Sostenible, Schroders. Comentario patrocinado por Schroders.

Con la llegada del coronavirus, el uso del plástico se ha incrementado. El cierre de cafeterías, locales de comida rápida y restaurantes, ha propiciado que los compradores dependan más de los supermercados, un sector donde el 37% de los envases son de plástico de un solo uso, según el informe de EY Unwrapping the Packaging Industry.

Pese a ello, es difícil ignorar los beneficios que el plástico está teniendo dentro del sector salud durante la pandemia. AdvertisementDe hecho, la mayoría de los equipos de protección están fabricados con este material y algunos artículos como delantales y guantes incluso se consideran de un solo uso. Por tanto, y a diferencia de las emisiones de carbono, la contaminación plástica no ha disminuido y la caída del petróleo tampoco ha ayudado a rebajar su uso.

Es llamativo cómo, durante años, hemos puesto en relieve el drástico cambio que será necesario para reconfigurar la economía mundial en un modelo de bajo consumo de carbono. Sin embargo, el impacto devastador del COVID-19 ha propiciado un cambio social y político en apenas unas semanas.

Si bien la inmediatez de la crisis actual está atrayendo, con razón, la atención de los políticos, el cambio climático podría ser una amenaza mayor que esta crisis. Pese a que el número de fallecidos por la pandemia alcanzará los cientos de miles, la Organización Mundial de la Salud ha estimado que, entre 2030 y 2050, el calentamiento global causará 250.000 muertes adicionales al año por estrés térmico, malnutrición, malaria y diarrea. Las repercusiones económicas del cambio climático y el aumento del uso de mircroplásticos serán igualmente graves a largo plazo.

En este sentido, creemos que los gobiernos deberían aprovechar la crisis actual para establecer una nueva dirección en la política climática y un liderazgo más ambicioso. Sobre todo porque, de cara al largo plazo, creemos que el uso masivo de plástico no solo será un problema de salud, sino que también será una amenaza para la rentabilidad de muchas compañías.

Sin duda, el COVID-19 debería provocar una respuesta más fuerte, no más débil. La crisis ha puesto de relieve la necesidad de que la comunidad empresarial se centre en soluciones a largo plazo, no en soluciones rápidas. En este sentido, los modelos de negocio y la infraestructura pueden perdurar e incluso prosperar en tiempos de crisis si actúan con decisión.

Aunque algunas partes interesadas están presionando para que los gobiernos levanten las restricciones sobre los artículos de plástico de un solo uso y algunas regulaciones se han retrasado, creemos que la presión regulatoria continuará. Por ejemplo, la Comisión Europea ya ha confirmado que deben respetarse los plazos para la prohibición en toda la UE de artículos de plástico de un solo uso, que entrará en vigor en 2021.

Por tanto, creemos que es hora de que las empresas renueven sus estrategias y se adapten al cambio. En general, vemos que hay que trabajar en tres focos principalmente: la eliminación de artículos de plástico problemáticos e innecesarios; la innovación para asegurar que los plásticos que necesitamos sean reutilizables, reciclables o biodegradables; e impulsar medidas para favorecer la economía circular. Sin duda, aquellas compañías con capacidad de adaptación a los nuevos retos que supone la guerra contra el plástico, ofrecerán oportunidades de inversión atractivas a largo plazo.

Una manera de apoyar a las empresas que están ayudándonos como sociedad a avanzar en la dirección correcta en la lucha contra el cambio climático es a través del fondo Schroder International Selection Fund Global Climate Change (SISF Global Climate Change). Este fondo, lanzado hace 10 años, se centra en aquellas empresas que reconocen las amenazas y aceptan los retos del cambio climático tempranamente, o aquellas que forman parte de la solución a los problemas relacionados con el cambio climático. Porque en Schroders estamos convencidos de que estas compañías se beneficiarán en última instancia del crecimiento estructural a largo plazo que el mercado está infravalorando. En definitiva, el cambio climático será un catalizador clave de la economía para los próximos años y décadas y como inversores no podemos darle la espalda.

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