La salud del enfermo continúa siendo frágil

Han trascurrido tres años desde que la crisis se inició y, como muchos pronosticaron en su momento, la recuperación de una crisis financiera como la ocurrida sería lenta, alternándose a lo largo del proceso etapas de mejoría y recaída.  Tres años después, la salud del enfermo continúa siendo frágil y han quedado algunas secuelas que tardarán en repararse.

Precisamente, parece que estamos pasando por una de esas etapas de recaída. La fragilidad del enfermo viene dada  por el elevado volumen de endeudamiento de las economías desarrolladas, combinado con unas tasas de crecimiento bajo que las dejan expuestas a shocks no previstos, y por si fuera poco, sin mucho margen de maniobra ya que los ajustes fiscales mandan. Tan sólo se puede esperar el mantenimiento de unas políticas monetarias de tipos anormalmente bajos.

En los países en los que se está llevando a cabo ajustes fiscales, no es de extrañar que no pueda esperarse mucho de la contribución de la demanda interna y es por ello, que la esperanza esté  puesta en el sector exportador. Mientras se sortea la volatilidad en el corto plazo, lo que distingue a unas economías de otras, y lo que marcará su futuro, es la capacidad que tengan para hallar la fórmula que les lleve a un crecimiento autosostenible, quizá con patrones distintos  a los que funcionaron antes de la crisis.Este crecimiento autosostenible por supuesto tiene que venir acompañado de creación de empleo. Esta es una de las grandes secuelas que la enfermedad ha dejado, los altos niveles de desempleo.  

En la otra cara de la moneda se encuentran los países emergentes cuyo principal problema es la inflación. Ésta ha tenido dos vertientes: una más coyuntural relacionada con el aumento del precio de las materias primas y otro componente más estructural relacionado con rigideces existentes en las economías. La parte favorable es que tienen instrumentos  para corregir estos problemas. De hecho, durante este último año, han hecho uso de diferentes herramientas de política monetaria para contener la inflación y podríamos empezar ya a ver el resultado de las mismas. Si esto es así, la esperanza seguirá puesta en las economías emergentes ya que el crecimiento global seguirá dependiendo en buena parte de ellas.