TRIBUNA de Hugh Young, director General en Aberdeen Asset Management.
La primera regla a tener en cuenta es el trato a los accionistas minoritarios. A la hora de analizar una empresa, la primera pregunta a la que debes encontrar respuesta es: “¿Quién la controla?” La segunda es: “¿confías en ellos?” Los accionistas minoritarios son sólo uno más de los numerosos grupos interesados. Aunque como accionista minoritario no puedes esperar tener prioridad sobre las demás partes interesadas, sí debes esperar que se te trate de forma justa. Y ello depende de si puedes confiar en que quienes controlan la empresa actúen de forma justa. Requiere una cierta dosis de confianza, pero la mejor manera de juzgar si la parte que tiene el control actuará de forma justa en el futuro es comprobar si lo ha hecho en el pasado. Quienes cuentan con un largo historial de comportamiento en el tratamiento a los minoritarios, deben ser tenidos en consideración. Según mi experiencia, salvo que cometan un error, el comportamiento del pasado es un predictor bastante preciso del comportamiento futuro.
Recuerda que las empresas son negocios de personas y no de activos
Una empresa es básicamente un grupo de personas con un objetivo común: crear el mejor producto posible al mejor precio. Eso es lo que yo denomino “calidad”. Sin duda las compañías necesitan contar con activos, pero sin las personas, no valen nada. Una vez que se piensa en tales términos, se puede apreciar que predecir el comportamiento de una empresa a largo plazo consiste esencialmente en evaluar la calidad de sus personas.
La fortaleza del balance es clave
La mayoría de empresas fracasan por una mala gestión del balance. Un balance sólido te dice muchas cosas. Lo que es más importante aún, te dice la probabilidad de que fracase la empresa. Pero la fortaleza del balance no se centra sólo en el pasivo. También es importante examinar el activo. Es muy importante saber lo que hace la empresa con su dinero en efectivo. ¿Tiene demasiado? ¿Se lo juega invirtiendo en exóticos instrumentos financieros? La generación de efectivo es primordial, pero una vez generado, la empresa debe invertirlo con sabiduría, mantenerlo a salvo o transferirlo a los accionistas. El balance es como la columna vertebral; describe el carácter de la empresa.
Entiende lo que estás comprando
No tienes por qué entender el funcionamiento de los chips de silicio para invertir en un fabricante de los mismos, pero sí tienes que entender para qué se utilizan, así como ciertos elementos básicos del proceso de fabricación, tales como materias primas y costes. Si hay algo sobre una actividad que carece de sentido, tal como pueda ser el caso de un sector con reducidas barreras de entrada que genere beneficios muy superiores al coste del capital, aléjate. Como dice el refrán, si algo parece demasiado bueno para ser verdad, probablemente así sea.
Recela del exceso de ambición
A menudo es tentador para las empresas expandir su capacidad o incluso invertir en áreas ajenas a su experiencia. Deberías dudar ante los delirios de grandeza, ya que redunda, lógicamente, en una menor atención a la actividad fundamental de la empresa. Y no digamos de los efectos que puede causar en sus balances. Partes interesadas como empleados, proveedores y bancos tienden a centrarse más en los ingresos brutos, a los que los accionistas minoritarios raramente prestan atención.
Piensa a largo plazo
A menos que necesites recuperar pronto tu dinero, deberías pensar a largo plazo y evitar ponerte nervioso con las noticias del día a día. Y esto se debe a dos razones: en primer lugar, tiene sentido sincronizar tu propio horizonte temporal inversor con el de las empresas en las que inviertes. Descubrirás que todas las buenas empresas – e incluso algunas malas – tienen una perspectiva a largo plazo. El segundo motivo es que las oscilaciones del precio a corto plazo son en su mayoría insustanciales, ya que se basan en gran medida en pérdidas (y ganancias) de capital temporales. Lo que sí debería preocuparte son las pérdidas de capital permanentes, y todo esto estriba en evaluar las perspectivas del negocio de la empresa a largo plazo.
Los índices son herramientas de medición, no de confección de carteras
El peor motivo del mundo para comprar algo es comprarlo sólo porque otro lo haya hecho. Esto es lo que en definitiva estarías haciendo si permitieras que tu cartera fuera una reproducción exacta del índice de referencia. El peso de una empresa en el índice sólo te dice lo que ha ocurrido en el pasado, no lo que va a ocurrir en el futuro. Además, en la mayoría de índices hay compañías que no aportan valor y que pueden evitarse con un poco de trabajo duro. Invertir con éxito exige pensar de forma diferente. Esto puede implicar mucho trabajo en ocasiones, pero deberías aprender a tomarte esta sensación como un indicio de que estás en el camino correcto. Expresándolo de forma más sencilla: para batir al índice debes desviarte de él.
Aprovéchate del comportamiento irracional
La hipótesis de la eficiencia de los mercados carece de sentido. Los mercados están movidos por humanos, y los humanos son irracionales. Por lo tanto, los mercados son irracionales. De vez en cuando ocurre algo y los inversores se aterran. Deberías aprovechar estas ocasionas y no unirte a la estampida (o si corres hacia la salida, sé el primero). Piensa en una caída del 20% en el precio de una acción como lo harías en las rebajas del 20% de un gran almacén: una oportunidad de comprar barato.
Haz tu propio análisis
En el caso de las profesiones como la medicina o la ingeniería, por ejemplo, suele existir una norma precisa para un determinado caso. En el mundo de las inversiones, aunque esto pueda ser cierto en relación a, digamos, la ética, cuando se trata de decisiones de inversión, no seguir a los demás es la clave del éxito. Sin duda querrás mantenerte por delante del rebaño, y eso implica hacer tus propios análisis. Los análisis bursátiles son de cierta utilidad, pero no hay sustitutivo adecuado para tus propios análisis y para llegar a tus propias conclusiones. Se trata simplemente de responsabilizarte de tus decisiones.
Céntrate en sectores en los que sea posible disponer de una ventaja competitiva sostenible
Algunas industrias generan mayores beneficios económicos que otras. El beneficio económico que un sector o una industria tiende a generar va a menudo en función de la dificultad de acceso al mercado. Unas elevadas barreras de entrada pueden, por tanto, proporcionar una importante ventaja competitiva a quienes logran acceder.