TRIBUNA de Stephen Thariyan, responsable mundial de deuda corporativa de Henderson Global Investors.
Este año hemos visto como a medida que los reguladores nacionales definían nuevos requisitos de capital para los bancos, éstos incrementaban con fuerza el volumen de emisiones de un nuevo tipo de deuda subordinada denominada bonos contingentes convertibles (CoCos, como se les conoce en el argot financiero). El último ejemplo lo hemos visto en Alemania, donde Deutsche Bank captó el pasado 20 de mayo más de 3.000 millones de euros con una emisión de CoCos articulada como capital adicional de nivel 1 con tramos en euros, dólares estadounidenses y libras esterlinas. Este nuevo tipo de deuda bancaria subordinada está concebido para evitar rescates públicos de bancos en el futuro mediante la absorción de pérdidas por parte de los bonistas. Los bonos de Deutsche Bank están sujetos a una amortización temporal si el coeficiente de capital ordinario de Nivel 1 de la entidad cae por debajo del 5,125 %.
Dado que los reguladores obligan a los bancos a captar más capital en los mercados de bonos a través de este tipo de deuda con absorción de pérdidas, muchos inversores se han sentido atraídos durante el pasado año por los elevados cupones —entre el 6 % y el 9 %— que ofrecen estos títulos. Estas cifras son superiores a las de la deuda de alto rendimiento emitida por compañías no financieras, que ofrece rendimientos cercanos al 4% (en el momento de redactar este artículo según el BofA Merrill Lynch European Currency Non-Financial High Yield Index). Aunque a primera vista los mayores rendimientos de los CoCos pueden parecer atractivos, estos nuevos instrumentos son, después de las acciones, los que mayor grado de subordinación tienen en la estructura de capital de los bancos.
Dependiendo de la estructura de la emisión, los CoCos podrían convertirse en acciones o bien amortizarse (temporal o permanentemente) si los niveles de capitalización de un banco caen por debajo de determinados umbrales. Un aspecto importante que conviene reseñar es que los reguladores tienen potestad para convertir o reducir temporalmente el valor de los bonos si creen que un banco está en dificultades, incluso si la entidad no ha violado técnicamente los umbrales establecidos en los documentos de la emisión. Tampoco se ha podido contrastar cómo se comportarían estos bonos en caso de crisis o desaceleración, ni el riesgo de contagio derivado de la activación de los bonos en el caso de que un banco sufriera problemas financieros.
El gráfico que figura debajo muestra la caída general de los rendimientos ofrecidos por CoCos emitidos como instrumentos de capital adicional de nivel 1 durante el pasado año, lo que pone de relieve el descenso de los tipos de mercado y la mayor confianza de los inversores en esta clase de activo. Creemos que existen fuertes incentivos a corto plazo para que este mercado se desarrolle y alcance masa crítica.
Rendimientos de CoCos emitidos como capital adicional de nivel 1