Los fondos optimizan prestaciones también en clases de reparto

Rengifo
Foto cedida

Los fondos de inversión permiten optimizar las prestaciones para todos los perfiles de riesgo de los inversores, ya sea por la vía tradicional de acumulación del capital o mediante clases de acciones con reparto de rentas periódicas. De hecho, los inversores que invierten en depósitos o acciones con dividendo pueden mantener su política mediante fondos de inversión de reparto, con ventajas de diversificación global y fiscalidad -posibilidad de traspasar difiriendo impuestos-. Incluso si el inversor desea capitalizar su inversión puede pasar de clases de reparto a clases de acciones de capitalización convencionales, sin gastos ni retenciones fiscales, a diferencia de los depósitos o dividendos. También pueden traspasar su capital a un fondo monetario, a la espera de oportunidades.

Pero las ventajas fiscales son desconocidas para una mayoría de inversores españoles, aunque mejora con la edad, ingresos y experiencia de inversión. También hay que tener en cuenta que, a diferencia de los dividendos, cuyos primeros 1.500 euros están exentos, en el caso de fondos están sujetos a IRPF.

Los fondos de reparto tienen ventajas frente a depósitos y acciones

De manera que los fondos con clases de acciones de reparto se ajustan, como los convencionales, al perfil de riesgo de cualquier inversor, incluyendo los de perfil más bajo, tipo depósito bancario. Además hay que tener en cuenta que los fondos, respecto a la inversión directa en acciones, diversifican mucho la cartera, optimizando el riesgo de que una acción suspenda dividendo. Otra ventaja frente a los depósitos es que tienen liquidez diaria –excepto alguno de los fondos que compran renta fija y la mantienen a vencimiento-. A ello se añade que, al encontrarse fuera del balance de las entidades financieras, se evitan los riesgos asociados, con las garantías jurídicas de estar registrados en CNMV.

Fondos de reparto: acceso conservador a activos de riesgo

Los españoles han visto recortados sus ingresos laborales al menos en un 4% en 2012, pero pueden generar un complemento mediante fondos de reparto. De hecho, es buen momento para que el inversor se salga del ámbito local y acceda a mercados externos en donde existe crecimiento, como Latinoamérica y Estados Unidos. Las oportunidades globales incluyen deuda con grado de inversión, de alto rendimiento y de países emergentes, históricamente con cupones anuales del 4% al 7%; así como acciones de alto dividendo, tanto en mercados desarrollados como en emergentes -en estos últimos la rentabilidad por dividendo supera el 5%, muy por encima de la de los depósitos-.

Hay que tener en cuenta que el inversor español tiene muy poca exposición a mercados emergentes, pero los fondos con clases de reparto son una forma conservadora de dotarse de tal exposición. Es el caso de renta fija emergente. Por ejemplo, el bono chileno, con calificación crediticia AA y perspectiva de mejora, tiene cupones del 5,8%. Su deuda pública sobre PIB es sólo del 9% -50% incluyendo familias y empresas- y su crecimiento económico está entre el 5% y el 6%. En conjunto la deuda de países emergentes tiene calificación crediticia BBB+ a tres años. Su rentabilidad llegó al 16,5% en 2012, incluyendo revalorización del 7% de los bonos, cupones del 6% y cerca del 3% de revalorización de las divisas. Además, no tiene sentido que estos países, con menor riesgo, se tengan que financiar al 6%.  

Así que, a tres años vista, su rentabilidad, por los tres componentes, puede estar entre el 8% y el 10%. Además, las divisas de estos países están en niveles bajos este año y es previsible que se revaloricen, reflejando las diferencias de crecimiento económico respecto a países desarrollados. Por el contrario, la deuda de muchos países desarrollados tiene perspectiva negativa y en algunos casos ha perdido el grado de inversión.

Lo esencial es que los pagos sean sostenibles

En todos estos casos lo esencial es que los pagos, tanto de cupón como de dividendo, sean sostenibles en el tiempo. De hecho, estos fondos llevan funcionando desde hace más de diez años, con el mismo equipo gestor. Así que los fondos de reparto, más que una nueva idea de inversión, son un modo complementario de poner a disposición de los inversores españoles lo que ya funciona. Estos fondos con reparto se han desarrollado ampliamente en Japón. También se han desarrollado en Italia, mediante servicios de carteras de fondos GPF (Gestione Patrimoniale in Fondi).

La oferta actual en España está formada en 80% de fondos internacionales con clases de reparto y 20% fondos locales -que en parte está sustituyendo la oferta de garantizados-. Los fondos de reparto no garantizan una rentabilidad, pero definen de antemano el momento y cantidad que van a pagar, vía cupones o dividendos que rondan entre el 4% y 5% de media al año, todo ello de manera transparente.