Los metales son esenciales en la senda de las cero emisiones

Benjamin Louvet_noticia
Firma: cedida (OFI AM).

TRIBUNA de Benjamin Louvet, commodity fund manager, OFI AM. Comentario patrocinado por OFI Asset Management.

Cualquier persona que hable de metales debe hablar sobre los cambios climáticos. No hay dudas de que el calentamiento global es causado por el hombre, por las emisiones de gases de efecto invernadero, especialmente dióxido de carbono. En los términos del Acuerdo de París, los países fijaron el objetivo de mantener el calentamiento global por debajo de los 2ºC hasta 2100, y, si es posible, por debajo de los 1,5ºC. Pero, de acuerdo con el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), tenemos apenas 20 años hasta que el presupuesto para las emisiones de CO2 se agote, debido al ritmo actual de las emisiones. Nuestra única opción es acabar con los combustibles fósiles y llevar a cabo la transición para las tecnologías bajas en carbono lo más pronto posible, centrándonos en la energía eólica, solar, nuclear e hidroeléctrica. Y estas son tecnologías muy intensas en metal.

El caso del cobre y del níquel

El uso del cobre es cada vez más importante en el contexto de las nuevas tecnologías bajas en carbono. La creciente necesidad de cobre en vehículos eléctricos y la producción de energía limpia mantiene bajo presión la demanda. En los últimos años, la utilización creciente del cobre en entornos médicos como alternativa al plástico, debido a sus propiedades antimicrobianas, tampoco ayuda a la situación. El aumento de la demanda asociado a una reducción dramática de la oferta (relacionada con la actual pandemia) ha llevado a que el mercado del cobre entrase en déficit en 2020. La tendencia no parece mejorar en los próximos años, pues la demanda por cobre deberá multiplicarse por dos hasta 2030 para lidiar con la nueva demanda relacionada con la transformación de nuestro sistema energético.

El níquel es esencial para la producción de baterías eléctricas. Hasta ahora, han sido producidas casi dos millones de toneladas de níquel. El 70% de esta producción se usa para hacer acero. La Comisión Europea anticipa un consumo de níquel de 2,6 millones de toneladas por año, solo para el sector de las baterías, hasta 2040. Teniendo esto en cuenta, paralelamente, la producción de acero no debe reducirse. Hay también un problema de calidad, no todo el níquel tiene calidad.

El nuevo OFI Financial Investment - Energy Strategic Metals fund

10 años después de la creación de nuestro primer fondo de metales preciosos, el OFI Financial Investment – Precious Metals, nos alegramos por lanzar el OFI Financial Investment – Energy Strategic Metals el 27 de enero. El objetivo de este nuevo fondo es invertir en la performance de los metales estratégicos para la transición energética, según el equipo gestor. Implementamos las mismas características que han hecho de nuestro primero fondo un éxito: UCITS V, liquidez diaria, ninguna inversión en renta variable de empresas mineras, denominado en euros pero protegido contra el dólar, y valorado en base al precio de liquidación, por lo que no hay intervalo bid-ask.

El fondo tiene una exposición al rendimiento de los siguientes metales: 14% cobre, 14% níquel, 12% aluminio, 12% plata, 12% platino, 12% cinco, 8% plomo, 8% paladio y 8% oro. La alocación es fija y se reequilibrará trimestralmente, aunque se pueda cambiar dicha alocación una vez al año tras la decisión un comité de inversión, que puede decidir modificar la composición del índice al que está expuesto el subfondo. El comité puede decidir añadir componentes al índice, quitar o cambiar las ponderaciones, siempre dentro de los límites establecidos en el folleto.

Impacto de la transición energética en los precios

A largo plazo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) afirma en un informe publicado en octubre de 2021 que el litio, el cobalto y el níquel deberán aumentar el precio en más de 100% hasta 2030, y el cobre hasta 60%. El FMI considera sus estimaciones conservadoras. Esperamos ver volatilidad en la evolución de estos metales.

A pesar de esta perspectiva, hay menos visibilidad a corto plazo. No podemos descartar otro desplome de los precios de los metales, especialmente por el tono muy hawkish adoptado por la Fed en el simposio de Jackson Hole, realizado entre 25 y 27 de agosto. No obstante, las cuestiones a largo plazo no han sido de ninguna forma resultas y pueden hasta empeorar debido al cierre de la capacidad de producción del metal. Esta nueva tendencia de demanda verde no es apenas un escenario hipotético para el futuro, ya está en curso. En China, por ejemplo, el crecimiento de la demanda de energías verdes (vehículos eléctricos, energías renovables y redes) desde principios de año ha compensado con creces el déficit de consumo creado por la ralentización del sector inmobiliario del país (+553 kt de cobre frente a -431 kt estimadas para 2022). Por ahora, el mercado concentra su atención en el declive de la vieja economía y no se enfoca en la nueva forma de demanda que está a surgir.

Por lo tanto, las decisiones de política monetaria pueden continuar afectando a los precios en el corto plazo. A medio plazo, no obstante, creemos que la potencial ventaja del mercado sigue intacta y está siendo reforzada por los cierres provocados por la actual crisis energética.


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